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Presentan en teatro la historia de cinco ucranias refugiadas; expone su dolor y miedo
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de noviembre de 2022, p. a12

Kiev. Para Anna Lyssenko, joven de 21 años refugiada en Polonia, interpretar el personaje de una ucrania que se ve obligada a huir de su país en un teatro de Varsovia, le ha resultado una tarea casi catártica.

Abres tu alma. Las emociones, el dolor que llevas dentro, los dejas aflorar, explicó Lyssenko mientras se daba los últimos toques de maquillaje, antes de salir al escenario.

Tuvo que huir de Ucrania con su hijo, dejando atrás a su esposo, enrolado en las fuerzas armadas, y buscar trabajo en otro teatro, en una nueva ciudad.

Poco a poco, salí de mi cascarón, de mi depresión, agregó.

Seis estados de ira

La obra Seis estados de ira –en alusión a los diferentes niveles de trauma– narra la historia de cinco ucranias que viven en un centro de refugiados en Polonia.

El argumento documenta su dolor, su miedo y su ira, sus fantasías y la forma en que se ayudan entre sí para superar los traumas.

La historia fue escrita a partir de varias entrevistas realizadas por los actores en un gran centro de refugiados ubicado cerca de Varsovia, poco después de que empezara la incursión rusa en Ucrania.

Se trata de una creación del teatro Komuna, próximo a la estación central de la capital polaca por la que millones de personas han transitado desde que comenzó la guerra.

El personaje de Anna Lyssenko es el de una bailarina oriunda de Bucha, una localidad de cerca de Kiev donde se sospecha que las tropas rusas cometieron crímenes atroces.

En una escena, su personaje se imagina con tutú y una espada, interrogando al soldado ruso que mató a su madre.

En otra, otro personaje revive los últimos momentos que pasó con su esposo y su hija, ambos desaparecidos en Mariúpol, ciudad que quedó devastada por el asalto de los rusos.

El objetivo de la obra es dar ánimo a los ucranianos, mostrar lo que han tenido que pasar y lo fuertes que son, sostuvo Beniamin Koc, director de la obra.

Al recordar su primera visita al centro de refugiados, Koc señaló que sintió “escalofrío. Era un espacio inmenso bajo un cielo negro.

Fue bastante impactante. Había niños jugando, patinando por todas partes, así que la vida continuaba pero era una vida increíblemente irreal, añadió.

De momento, el montaje no ha salido de Varsovia, pero Koc espera poder hacer una gira y, así, sensibilizar a la gente sobre la guerra y sus víctimas.

Para el director, era importante que los actores participaran en la producción, porque ellos están en esta situación, aunque el proceso de creación no siempre fue fácil.