Fisuras
reada en 1992 a instancias del Kremlin como alternativa postsoviética a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), bloque militar que encabeza Estados Unidos, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que junto con Rusia integran Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, empieza a tener fisuras que ponen en entredicho su existencia, mientras aumentan los casos de rebelión frente a Moscú.
A tres décadas de fundada, la OTSC se mantiene por inercia: el país donde se firmó el tratado que le dio origen, Uzbekistán, ya se salió de la organización; otros dos, Azerbaiyán y Georgia, también su fueron; dos miembros, Rusia y Bielorrusia, están en guerra con un país, Ucrania, que no lo es; dos integrantes, Kirguistán y Tayikistán, con frecuencia combaten entre sí y también con su vecino, Uzbekistán; Armenia, que este año ejerce la presidencia rotatoria, no recibió ayuda militar al sufrir una agresión armada y perder parte de lo que considera su territorio; se presenta como bloque militar y no tiene ninguna base conjunta (sólo Rusia mantiene unas pocas por acuerdo bilateral) y realiza maniobras de vez en cuando; sólo un miembro, Bielorrusia, que depende por completo de Rusia, apoya la invasión de Ucrania.
Tres veces Kirguistán solicitó a la OTSC enviar un contingente militar y las tres recibió una negativa. Sólo en una ocasión se satisfizo la petición de Kazajistán durante los disturbios provocados por los distintos clanes de la élite gobernante, pero sofocado el intento de putsch el contingente tuvo que retirarse.
El mayor país postsoviético de Asia central, Kazajistán, se acerca cada vez más a China ante las pretensiones de los ideólogos del expansionismo ruso que añoran restablecer el imperio zarista. Sin explicación alguna, se suspendieron las maniobras que debían llevarse a cabo el pasado mes de octubre en Kirguistán.
Y esta semana se produjo un hecho inusitado en la historia de la OTSC: la cumbre de jefes de Estado celebrada en Yereván concluyó sin Declaración conjunta al negarse Armenia a firmar el documento, lo cual ocasionó un visible enojo del presidente ruso, Vladimir Putin, que se levantó de modo abrupto tras arrojar la pluma sobre la mesa.
Demasiadas grietas para un bloque que se pretende sólido y contrapeso de la OTAN, que podría incorporar a más integrantes.