La ultraderecha: odio y engaño
s cierto, a veces resulta inexplicable, por decir lo menos, la actitud de una parte del sector empresarial del país que, conducido desde la ultraderecha por quienes ideológicamente buscan el poder, los han orillado a poner en peligro sus negocios.
Sí, parece de locos, pero es una realidad. Vamos a ver: no hace mucho, poco más de un mes, tal vez, las noticias de cómo va México en la cosa económica han sorprendido a muchos y debería desarmar a la ultraderecha beligerante que se ha convertido en una muralla contra la inversión.
Aunque muy seguramente no hay registro de lo que pierden las empresas en los ataques al gobierno –financiamiento de campañas y contratos millonarios de asesores, entre otros–, tampoco hay una forma de medir, pero se siente, la ausencia de la inversión privada nacional, y el arribo de los dineros extranjeros en las áreas de oportunidad
–¿así se dice?–, a las que no concurre el dinero mexicano.
Los datos son concluyentes: por ahí de la segunda semana de mayo se dieron a conocer los datos que explicaban que aún con los problemas que ocasionó la pandemia, la pobreza extrema disminuyó en México. El dato no se tomó en cuenta seguramente porque provenía de una de las dependencias del gobierno, pero luego vino la confirmación.
El 16 de noviembre la OCDE, la organización de comercio y desarrollo con más credibilidad en el país, y en el mundo, anunció que en México, por fin, se redujo la brecha de desigualdad, aunque la injusticia social sigue siendo enorme –así la dejaron los gobiernos neoliberales–; noticia nunca dada en nuestro país o cuando menos no que este reportero recuerde.
Por eso la economía del país dejó de ser un tema de interés para los grupos que, curiosamente, deberían estar atentos a lo económico para ser más claros, pero ya no pueden usar esos datos para su ataque. Así, la Bolsa Mexicana de Valores anunció que México vive un clima estable para la inversión.
La gestora de fondos más grande e importante del mundo, BlackRock, aseguró que nuestro país está convertido en un espacio privilegiado de inversión, y la calificadora Fitch, apenas hace un par de días reconoció el manejo monetario y fiscal del gobierno, lo que nos hace pensar que los dineros mexicanos deberían estar invertidos aquí.
Carlos Slim, el hombre más rico de México, advirtió que estamos inmersos en una nueva era de crecimiento y se atrevió a señalar que este gobierno tiene finanzas públicas sanas e hizo notar la reactivación petrolera.
Y por si fuera poco, el peso, que tampoco resulta noticia, ahora está entre las tres divisas en el mundo que ganan frente al dólar.
Total, ese es el panorama que presenta la economía en la que sí creen, por ejemplo los bancos, que de enero a agosto del año vieron como se dispararon sus ganancias, es decir, obtuvieron 152 mil millones de pesos, la cifra más alta desde que se tiene registro.
Y ni hablar de los nacionales. Carlos Slim y Germán Larrea concentran, según Oxfam, más riqueza que la mitad de toda la población de América Latina.
Toda esta información, irrefutable, parece mentira a los ojos de quienes pueden invertir, que prefieren sumar pérdidas metiendo sus ganancias en campañas de odio y concentraciones públicas inútiles que poner a trabajar sus capitales.
Por ahora no existe ningún proyecto de gobierno alterno al que vivimos, el mismo que, por cierto, deja bastantes ganancias a la iniciativa privada y no pide que pongan en huelga sus dineros o que, como ya dijimos, los tiren en campañas de odio que hoy o mañana se les revertirán. Ojo, los están timando.
De pasadita
Por cierto, ya que hablamos de propaganda, los de la alianza opositora, que se dicen felices porque han limado asperezas, no gozan de cabal salud en lo que hace a sus discusiones y decisiones internas, y ahora ya se sabe que PAN y PRD, y en una de esas hasta MC, tienen un plan para dejar fuera del camino al PRI. ¿Será?