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Maíz transgénico e importaciones: señales encontradas
L

os agricultores de Iowa, en el cinturón maicero de Estados Unidos, están muy preocupados por lo que ellos llaman la prohibición de México al maíz transgénico. De ahí que dos senadores de ese estado, miembros del Comité de Agricultura, pidieron a la representante de comercio de Estados Unidos que solicite formalmente consultas de solución de controversias bajo el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (bit.ly/3VupBS3).

La prohibición que temen se origina en acciones del gobierno del presidente López Obrador: el decreto del 31 de diciembre de 2020, que se propone la eliminación gradual del herbicida glifosato, pero en su artículo sexto establece que las autoridades de bioseguridad revocarán y se abstendrán de otorgar autorizaciones para el uso de grano de maíz genéticamente modificado en la alimentación, hasta sustituirlo totalmente a más tardar el 31 de enero de 2024. Esta orden, sin embargo, está sujeta a la suficiencia en el abasto de grano de maíz sin glifosato (bit.ly/3hVRzr9).

Hasta hoy en México está prohibida la siembra comercial de maíz transgénico. No obstante las importaciones de maíz, que en su mayoría provienen de Estados Unidos y en más de 90 por ciento son de maíz transgénico, han entrado al país sin obstáculos. Entre 2002 y 2018 México autorizó la importación –para la alimentación humana directa y el procesamiento de alimentos– de 72 eventos transgénicos de maíz tolerante a herbicidas, principalmente al glifosato. Sin embargo, durante este gobierno no se han autorizado permisos para la importación de nuevos eventos de maíz transgénico destinados a la alimentación humana o animal. Además, en octubre de 2021 la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios negó un permiso a Bayer para la futura importación de un evento de maíz genéticamente modificado resistente a glifosato.

A estas acciones se sumaron las declaraciones del Presidente, el 9 de noviembre, cuando mencionó que durante su visita a Estados Unidos en julio les habían propuesto que realizaran una compra de maíz amarillo... Y dijimos no, no, hay un mercado, que se siga sosteniendo, pero el gobierno no puede hacer una compra de maíz amarillo, porque no queremos los transgénicos. Así, el gobierno rechazó la compra, pero no clausuró la entrada de transgénicos importados por los privados (bit.ly/3EOHvJm).

Para abonar a las preocupaciones de los exportadores estadunidenses, el subsecretario de Agricultura encargado de la autosuficiencia alimentaria informó del plan de disminuir a la mitad las importaciones de maíz amarillo a partir del aumento de la producción nacional, y de realizar convenios con productores de Estados Unidos, Brasil y Argentina para asegurar importaciones de maíz amarillo no transgénico para abastecer a México a partir de enero 2024 (bit.ly/3gmZWM4). Aunque en estos tres países el maíz transgénico representa más de 90 por ciento de su producción.

En dirección opuesta, el presidente López Obrador puso en marcha el 3 de octubre el acuerdo de apertura contra la inflación y la carestía firmado con 15 de las mayores corporaciones agroalimentarias que operan en el país, de las cuales nueve tienen como principal insumo el maíz y han sido férreas defensoras de las importaciones de maíz sin restricciones: Gruma-Maseca y Minsa (harina de maíz y tortillas); Bachoco, San Juan y Calvario (huevo y pollo); Sukarne y Gusi (carne de res), y Sigma y Opormex (carne de cerdo).

Mediante este acuerdo el gobierno otorga a las empresas una licencia única, universal, para importación y distribución de alimentos e insumos y las libera de todo permiso o impuesto, incluidos los de sanidad y de comercio exterior.

Este acuerdo ha empezado a dar sus frutos para las empresas que cuentan ya con compromisos de entrega de 400 mil toneladas de maíz blanco proveniente de Sudáfrica,(con entre 85 y 90 por ciento de su producción genéticamente modificada), ahora sin 20 por ciento de arancel y sin permisos de Cofepris y del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria. Esta importación de maíz blanco del que el gobierno presume somos autosuficientes, se da con el objetivo explícito de bajar los precios a los maiceros del Bajío (bit.ly/3V7fWjO).

En un contexto de aumento de los precios internacionales del maíz derivado de la reducción de suministros por la guerra en Ucrania, de aumento de los precios de los alimentos por la inflación, de estancamiento de la producción nacional de maíz, que no ha logrado recuperar los 28 millones de toneladas de 2016 y de un aumento récord de las importaciones que alcanzaron 17.4 millones de toneladas en 2021, no parece que la prohibición de importaciones de maíz transgénico para uso humano pueda cumplirse.

*Directora del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo ­Mexicano