Lunes 21 de noviembre de 2022, p. 10
Menos de la mitad de las personas en México comen verduras diariamente, mientras más de 90 por ciento de los niños toman bebidas azucaradas y más de la mitad consumen de manera regular botanas, dulces y cereales. Esto explica que un tercio de la población infantil y adolescente, así como 72 por ciento de los adultos, vivan con sobrepeso y obesidad, advierten científicos e instituciones internacionales que respaldan el etiquetado frontal de alimentos y bebidas como una de las acciones más eficientes para modificar los hábitos alimenticios.
Más de 20 cartas y amicus curiae han recibido los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quienes tienen pendiente dictaminar demandas de amparo en contra del etiquetado.
Los comentarios contienen evidencias científicas sobre el efecto de esta medida para reducir el exceso de peso corporal, el cual es causa directa de enfermedades crónicas no transmisibles. Además del sobrepeso y la obesidad, están la diabetes, hipertensión arterial y afecciones cardiovasculares, entre otras.
Advierten que el etiquetado frontal, colocado en productos con exceso de azúcares, sal, grasas saturadas, grasas trans y calorías, ha demostrado ser la mejor alternativa para informar a los consumidores de una manera fácil y comprensible sobre los productos que adquieren.
Este tipo de etiquetado entró en operación en 2020 en México para sustituir al sistema de Guía Diaria de Alimentación, impulsado por la industria de alimentos y bebidas no alcohólicas y aceptado por la autoridad sanitaria desde 2005, el cual no entendían ni los estudiantes de Nutrición, de acuerdo con una investigación realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública.
Organizaciones civiles y académicas han resaltado que la legislación del etiquetado frontal en México es una respuesta de salud pública a la problemática del sobrepeso y la obesidad, que son de las más altas del mundo. Es un fenómeno que comienza en la infancia, ya que 36 por ciento de los niños de menos de un año, así como 65 por ciento de los que tienen 2 años, ingieren bebidas azucaradas, según los resultados de las encuestas de salud y nutrición.
La vulnerabilidad frente a riesgos de salud quedó en evidencia en la pandemia de covid-19, pues la mayoría de personas con complicaciones graves y muerte vivían con diabetes y obesidad, asociadas con el excesivo consumo de alimentos no saludables y la falta de actividad física.
En el amicus curiae más reciente de agrupaciones sociales, se recuerda que a causa del sobrepeso y la obesidad con que viven, dos de cada tres niños en México desarrollarán diabetes en el transcurso de su vida, a menos que se implementen fuertes medidas de prevención basadas en la evidencia y que el Estado las haga cumplir de manera efectiva
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La venta de alimentos ultraprocesados aumentó entre 2000 y 2013 en América Latina, pero en países como México, debido a la influencia del tratado comercial con Estados Unidos y Canadá en operación desde 1994, el efecto ha sido mayor, al grado de que el país ocupa el primer lugar en el continente como consumidor de esos productos. En promedio, cada persona consume 214 kilos al año de este tipo de alimentos, lo que incluye, entre otros, bebidas azucaradas, botanas, cereales y dulces, señala el documento firmado el pasado 4 de noviembre por la Red de Abogados por la Soberanía Alimentaria y 10 asociaciones civiles.
En cambio, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud, Perú y Bolivia reportan los consumos más bajos de estos productos y los más elevados de alimentos tradicionales, lo que se refleja en que su población tiene el menor índice de masa corporal.