Perdieron su sueño
una vez que el gobierno de Biden cambió la política de asilo hacia ellos
Jueves 20 de octubre de 2022, p. 8
Mikel dejó su hogar en Caracas hace más de un mes. Decidió emprender el recorrido porque familiares y amigos le confirmaron que en Estados Unidos estaban recibiendo venezolanos, pero luego de que las autoridades del país vecino cambiaron su política y se restringió el acceso a quienes crucen de manera irregular por la frontera con México, sostuvo que perdió su sueño
. Ahora quiere quedarse en territorio nacional y tratar de ganar un poco de dinero antes de volver.
Al igual que él, Johny Peña llegó ayer por la mañana a la Ciudad de México luego de ser expulsado de Estados Unidos. Tras relatar las dificultades que tuvo que pasar para viajar desde Chile, de donde salió desde hace mes y medio, y con una expresión de desconcierto, afirma: no me puedo regresar con las manos vacías
. Pidió 3 mil dólares prestados, de los que ya no le queda nada, y confía encontrar en México algún trabajo como mecánico para pagar su deuda.
Los migrantes sudamericanos que se encuentran en territorio mexicano se debaten entre quedarse de manera permanente, trabajar lo suficiente para poder pagar un pollero
y seguir a Estados Unidos, o pedir a la embajada venezolana que les ayude a regresar.
Por ejemplo, una decena de venezolanos, que arribaron a la Central de Autobuses del Norte por la madrugada después de ser expulsados de Texas, relataron que en El Paso ninguna autoridad les explicó que por haber cruzado sin documentos serían expulsados.
Antes de que se extendiera la aplicación de la norma Título 42 a los migrantes venezolanos, éstos podían entregarse en la frontera, donde tras ser llevados a un centro de migración en suelo estadunidense recibían autorización de irse con sus familias y continuar en libertad su proceso de solicitud de asilo.
Afuera de las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados en la Ciudad de México, Keyler contó que, junto con primos y amigos, buscaron cruzar la frontera el domingo pasado, por Ciudad Juárez, y se entregaron ante las autoridades migratorias de Estados Unidos, de igual forma que sus familiares y amigos lo hicieron hace unos meses, pero en lugar de poder obtener acceso, los trasladaron a un centro donde los esposaron de pies y manos por un día, les pidieron que se bañaran y les dieron ropa usada.
Sin saber adónde los llevaban, fueron trasladados a un aeropuerto para volar mil 300 kilómetros hasta Brownsville. Fue hasta que un agente les informó que ya estaban en Matamoros cuando supieron que habían ingresado de nuevo a México.
Les pidieron subir a un autobús que los llevó a la capital del país. Visiblemente agotados, relataron que acudirán a la embajada de Venezuela. Les informaron que deberán pagar poco más de 100 dólares para viajar, primero a Cancún y luego a Venezuela. Aseguran no estar decepcionados, pero la travesía acabó para ellos.
Por el contrario, Héctor Martínez, del estado de Falcón, al norte de Venezuela, y quien viaja con su esposa e hijos, cuenta: el sueño de nosotros para entrar a Estados Unidos con mi familia se quedó frustrado, es casi imposible, y queremos quedarnos, intentar una nueva vida acá
. Decidió dejar su país porque se agravó la situación económica en los últimos meses por la inflación que los ha dejado sin servicios.