Opinión
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Jazz

Banda Elástica // Pandemónium

L

o hemos dicho: ningún disco de banda elástica se parece entre sí, aunque en todos convivan la inteligencia, la sinceridad, la irreverencia, el desparpajo; pero, ante todo, el poder instrumental y conceptual para proponer nuevas rutas, nuevas formas. Ellos, más que compositores, son propositores. E invariablemente te dejan un estupendo sabor de boca.

Nos faltaba platicar sobre el nuevo disco con tres de ellos.

Sósimo hernández y su bajo eléctrico debutan con banda elástica en el álbum banda elástica 2. Actualmente da clases en la escuela superior de música, pero la mayor parte del tiempo la pasa en su casa de huitzilac donde tiene un temazcal y siembra maíz, frijoles, habas.

“Mira, me pareció un muy buen ejercicio, independientemente de nuestra costumbre como improvisadores. Aunque no estaba preparado y terminé grabando en un estudio. No tenía un interfaz; primero lo mandé por mi teléfono y sonaba horrible.

“El espíritu del free son las improvisaciones en vivo. Y ahora fue que te mandaran un motivo y tú desarrollarlo; cada quien buscando desde su casa cómo contribuir a la propuesta. Es la libertad donde tengo la oportunidad de escoger con arco, con pizzicato.”

Y ahora con mucho tiempo para pensar en tu intervención.

Claro, para buscar sonidos, con la libertad de irte por ahí o por otro lado, que es justamente lo interesante.

¿Qué te pareció el resultado? A veces lo siento un tanto denso; tal vez por lo friqueados que andábamos todos en ese tiempo.

“A mí me gustó, fíjate. Me agradó la experiencia con esos nuevos parámetros. La densidad está ahí, pero de siempre. Aunque a mí se me hace aburrido hacer una pista y luego grabar sobre esa pista. Pero eso es algo personal; 30 o 40 años toqué standards. Ya no hago eso.”

Guillermo portillo ingresa a banda elástica en 1987 y debuta con su sax alto y sus flautas en banda elástica 2. Desde 1994, el maestro radica en morelia, dando clases en el conservatorio de las rosas y como flautista de la orquesta sinfónica de michoacán.

“No digo que este disco sea lo más bello del mundo, pero sí hay una propuesta que sí es de banda elástica, que no pretende ser un fiel intérprete del jazz; tenemos perfiles ligados a otras cosas, a la música clásica, a la contemporánea. Y sí al jazz, que me encanta tocarlo, pero nunca he sido especialista en standards. He estado muy metido en la improvisación; claro, buscando otras maneras de sacarle jugo a esa expresión del siglo xx que fue el jazz. Cuando vi a anthony braxton en nueva york me di cuenta que el sax puede tocarse de otra manera.

“Tenemos que implementar nuestras técnicas. No sólo son escalas y arpegios, no solamente es coltrane… coltrane es el zar, es como un bach del jazz; cómo usaba sus encadenamientos; cómo su música es tan cerebral, pero improvisada; y cómo va modulando en base a sus escalas y arpegios. Y cuando intentó hacer free jazz, finalmente siguió haciendo escalas y arpegios. Y está muy padre, pero su técnica de saxofón sigue siendo la misma. Nadie va a criticar a los genios, pero el jazz y las formas van cambiando. Y no quiere decir que varíe todo, pero hay propuestas nuevas. Lo importante es tener una relación muy cercana con el instrumento.”

En la mayor parte de pandemónium siento atmósferas muy espesas.

“La improvisación libre siempre será espesa. Cuando tocamos hace poco en el museo del chopo hicimos una parte de pandemónium. Y sí, definitivamente es algo espeso, algo que no a todo mundo le va a gustar; no se trata de eso. Pero tuvimos auditorio lleno y es increíble cómo se entusiasma la gente.”

Luis miguel costero debuta como baterista de la banda en 2003, en el disco ai tencargo. Actualmente, además de banda elástica, toca en el grupo lluvia de palos, con josé navarro, y tiene una banda de covers, donde ejecuta percusiones, canta y hace coros.

¿Cómo te sentiste al improvisar con todo el tiempo del mundo, al no hacerlo en el mismo instante?

“Yo intenté hacerlo en mi casa… el problema al que nos enfrentamos con este disco es que guillermo gonzález y guillermo portillo no tuvieron problema para grabar sus ideas, pero yo como baterista no tenía la infraestructura para hacerlo. Lo intenté con una especie de onda hechiza, un micrófono, una lap que llegaba al teléfono, unas almohadas. Todo un rollo. Y no lo logré, hasta que un amigo nos prestó su estudio y sósimo y yo fuimos a grabar las bases.

El resultado se me hace interesante. Sí, es un poco denso. Es algo que jamás habíamos hecho. Lo siento un poco recargado de saxofón y de guitarras. Había pocos lugares donde uno podía meterse.