Londres. Roger Federer es reconocido por un tenis exquisito, la longevidad de su carrera, los 20 títulos de Grand Slam y las ocasionales lágrimas que le brotaron en los momentos más emotivos. Pero ayer no se percibió ningún atisbo de tristeza al hablar de su próximo partido de despedida, el cual reveló que le gustaría se jugara por parejas y hacer mancuerna con Rafael Nadal, su otredad en una época dorada.

No quiero que sea un funeral, dijo Federer; deseo que sea algo con alegría, que sea conmovedor y con ambiente de fiesta.

Fueron sólo sonrisas –y algunos festejos a sus propios chistes– cuando Federer compareció en una rueda de prensa para hablar sobre su retiro del tenis profesional con 41 años de edad, tras una serie de operaciones en la rodilla. Culminará su carrera con un duelo de dobles en la Copa Laver el viernes, y es probable que lo haga junto a su eterno contrincante, Rafael Nadal.

Podría ser una situación única si sucediera. Luchamos juntos para tener siempre este respeto el uno por el otro, nuestras familias y equipos de entrenadores, siempre nos llevamos muy bien. No sé si va a suceder, pero creo que obviamente podría ser un momento especial.

El de Basilea admitió que después de haber vivido una gran rivalidad en la pista con Nadal, siempre hubo una buena relación; ese es quizás un gran mensaje no sólo para el tenis, sino también para los deportes y tal vez incluso más allá. Por eso creo que sería genial (jugar con él), pero para mí será especial compartir la cancha con cualquiera.

Federer respondió a las preguntas durante media hora en la arena que será escenario de la competencia de equipos que fue concebida por su compañía de representación.

Estoy feliz, porque sé que es la decisión correcta, subrayó Federer; estoy nervioso porque llevo tanto tiempo sin jugar.

No fue fácil tomar la decisión del retiro –relató– para un deportista que siempre quiere jugar y ser competitivo. Sobre todo para un atle-ta a quien nunca le pareció que fuera tan difícil ganar, aunque acla-ró que también supo aprender de las derrotas.

Adoro mi carrera desde todos los ángulos y esa es la parte amarga, la dulce es que sé que todo el mundo tiene que hacerlo en algún momento. Ha sido un gran viaje y estoy muy agradecido, prosiguió.

Federer no esconde que fue famoso por ser bastante errático en sus inicios y que por ello le asombra que se convirtió en uno de los jugadores más consistentes de la historia. Y admitió que a principios de este verano se dio cuenta de que “se estaba volviendo difícil intentar pasar al siguiente nivel en el entrenamiento.

“Casi lo ignoré por un momento, porque me fui de vacaciones y sólo dije: ‘Está bien, esto es todo’. Es-te momento llegó poco después de que estuve en Wimbledon, don-de todavía creía realmente que iba a tener la oportunidad de regresar el próximo año. A qué capacidad, no lo sabía, pero pensé que sería posible”, añadió.