Jueves 15 de septiembre de 2022, p. 9
Buenos Aires. María Teresa Schuster se saca las botas y se calza sandalias plateadas de tacones altos, lista para salir a la pista en una milonga de Buenos Aires. Los zapatos son un permiso para volar
, dice sobre este elemento, fetiche adorado por muchas bailarinas de tango.
Médica cardióloga y pianista, hace 20 años que baila tango y sabe que los zapatos son una pieza clave de su vestimenta que completa con un pantalón y una blusa negros sobre la que destacan sus rizos rubios. Cuando me pongo los zapatos siento como cuando uno se pone los guantes en forma muy sugestiva, para prepararse para algo muy intenso. Los zapatos son como un permiso para volar en tierra. Tienen que ser muy amoldados al pie y uno sentir que acarician y que es acariciado a la vez
, explica Schuster a Afp.
Como cada año, Buenos Aires se transformó en estos días en la meca de bailarines internacionales que participan hasta el 18 de septiembre del Mundial de Tango. Para muchas visitantes, la búsqueda de los zapatos ideales será un recorrido obligado entre las competencias.
En un local de la Rue des Artisans, un elegante pasaje del barrio de la Recoleta, las vendedoras reciben a clientes con acento extranjero. Allí se venden los llamativos zapatos marca Comme il Faut.
Bailaba tango y no me gustaban los zapatos que había en el mercado, eran siempre negros y anticuados. Decidí hacerme los míos. Estuve dos años perfeccionando el calce, la altura, la comodidad y después los llevé a la milonga y llamaron la atención
, cuenta Alicia Muñiz, quien creó la marca hace 20 años.
Hoy venden unos 15 mil pares al año y exportan a Japón, Estados Unidos y Europa.
“El zapato es como un fetiche y el tango se baila con tacones altos y sexys”, afirma Muñiz.
Ofrece zapatos de charol bordó, de cuero celeste y plata, terciopelo multicolor o raso negro, tacones que van de 7.5 a 9.5 centímetros, cada una elige.
Bailarina desde 2002, Marina Kenny tiene el pie tan pequeño que necesita zapatos a la medida. Tuve momentos en que pensé que sólo con zapatos se podía bailar, otros que reconstruí mi baile para no usarlos, momentos de volver a construirlo para reincorporar los zapatos. El desafío es encontrar el estilo propio
, dijo.