Domingo 21 de agosto de 2022, p. 5
En una isla de Indonesia, una familia posa para una fotografía con sus ancianos poco sonrientes. No es que estén encerrados en un geriátrico ni enfadados con sus descendientes. Es que los ancianos están muertos. La estampa forma parte de la tradicional ceremonia del Manene, celebrada en dos pequeñas aldeas de la isla indonesia de Sulawesi. Cientos de cadáveres son exhumados y vestidos en el pueblo de Torea como parte de un ritual para honrar a sus espíritus y brindarles ofrendas. Cuando hacemos el Manene, abrimos la cámara funeraria y limpiamos su interior y sus alrededores
, dice Sulle Tosae. Entonces secamos los cuerpos bajo el sol antes de cambiarles las ropas
, añade el hombre. Una familia ofrece a su familiar recién exhumado un cigarrillo, otra le coloca unas estilosas gafas de sol. Algunos cuerpos permanecen casi intactos gracias al proceso de momificación, de otros apenas queda el esqueleto. La etnia toraja cuenta con un millón de miembros en la isla de Sulawesi. Tienen pocos reparos para hablar con cuerpos embalsamados, vestirlos, cepillarles el pelo o incluso tomarse fotos con ellos. El calendario de la ceremonia depende de cada pueblo, pero normalmente el Manene tiene lugar en julio y agosto. Las familias preservan los cadáveres hasta que han ahorrado suficiente dinero para un funeral elaborado. Antes se momificaba a los difuntos mediante un proceso de embalsamamiento con remedios naturales como vinagre agrio y hojas de té. Pero ahora muchas familias inyectan en el cadáver una solución de formaldehído. La exhumación es una escena espeluznante para los turistas foráneos. Sin embargo, los residentes están más que contentos de limpiar los cuerpos, tomar fotos, dejar ofrendas y rezar por sus almas.