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Disquero
La música mágica de Jun Miyake es un susurro
 
Periódico La Jornada
Sábado 20 de agosto de 2022, p. a12

El nuevo disco de Jun Miyake es un susurro. Aromático, elegante, encantador susurro. Es música mágica, como nacida de sueños, como los mejores momentos de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, como los mejores episodios de las novelas de Michael Ende, como suspiros en un jardín encantado.

Jun Miyake es un compositor japonés avecindado en París que cuenta con una trayectoria impresionante. Una manera de darlo a conocer es apelar a su memoria auditiva, hermosa lectora, amable lector: ponga a sonar en su mente Lillies of the Valley, que se hizo célebre, muy, debido a que es uno de los pasajes más hermosos del de por sí bello filme de Wim Wenders: Pina.

Ese trío: Wenders, Miyake, Bausch, creó atmósferas de ensueño cobijadas con la música de Jun Miyake, las coreografías de Pina Bausch y la cámara mágica de Wim Wenders.

Pina y Jun trabajaron durante muchos años juntos. Las coreografías de Pina tituladas Rough Cut (2005), VollMond (2006), Sweet Mambo (2008), Como el musguito en la piedra Ay sí sí… (2009) y las coreografías para el filme Pina, son obras maestras de danza y música.

Ameritan un Disquero dedicado a la música de Pina y Jun, que redactaremos luego de reseñar el nuevo disco de nuestro descubrimiento de hoy: el universo musical de Jun Miyake, desplegado en su nuevo álbum: Whispered Garden.

Este cedé se inicia con una de las maneras de describir a Miyake: es una suerte de continuador de la obra y espíritu de Nino Rota, creador de atmósferas mágicas para los filmes de Federico Fellini.

La pieza inicial, Untrodden Sphere tiende mantos de gasa sobre el escucha mientras cantan los grillos y escuchamos también cantar al bosque. Aparece el arpa, otro de los elementos distintivos de la música de Miyake: el uso muy peculiar, asombroso, de ese instrumento mágico: el arpa.

La siguiente pieza, Hollow Bones, es sumamente encantadora. Lisa Papineau despliega su amplio registro vocal de sirena nadando sobre las aguas que escancia el arpa activada por Constance Luzzati.

Es una música misteriosa, etérea, preñada de encantamientos y aromas de Oriente con una instrumentación rica en matices: un fagot responde al canto susurrado de Lisa Papineau de la misma manera que un árbol viejo en el bosque responde al hada, que lo besa.

Tenemos ante nosotros otro de los discos logrados a pesar de la pandemia. Prácticamente todas las grabaciones realizadas en los momentos más urgentes sanitarios, contienen riqueza innovadora por el uso de la tecnología para lograr colaboraciones remotas. De manera que el autor, en este caso Jun Miyake, se aposentó en su estudio de París mientras sus músicos lo hicieron en sus respectivos espacios en París, Tokyo, New York, Río de Janeiro, Toronto, Barcelona y Sofía, en un mapamundi sonoro de particular atractivo multicultural, multicolorido.

Escuchamos también tangos, cigarras, valses, milongas, cocuyos, pol-kas, grillos, sarabandas, aves canoras, galopas, música de baile y música de voz y arrullo.

En el corte 7, Undreamt Chapter, desde su título intuimos relatos, trama, intensidad. Contiene efectos sorprendentes, guiños y referencias que parecieran inverosímiles, pero que vienen siempre al caso. En esta pieza, por ejemplo, disfrutamos de un giro melódico inequívoco: un asomo al tema central de las películas del agente 007, compuesto por Monty Norman y orquestado por John Barry.

Se trata de guiños, insinuaciones, asomos, a manera de homenajes y retroalimentación, como una continuidad del lenguaje, como una evolución musical, como un sistema de relojería, un juguete para armar.

Los colaboradores de Jun Miyake hablan el mismo idioma: la magia. Es el caso del coro Cosmic Voices from Bulgaria, cuyo trabajo es a su vez evolución, continuación, elongamiento de la muy peculiar y misteriosa cultura canora de Bulgaria, que conocimos hace años a través del coro El Misterio de las Voces de Bulgaria y nos encadenó para siempre a sus hechizos.

Foto
▲ El compositor japonés Jun Miyake en una imagen tomada de su página oficial de Internet.

Otro asiduo de Miyake es Arto Lindsay, estadunidense de nacimiento pero brasileño de elección. Antes de ser solista, fue productor de los discos de Caetano Veloso y Gal Costa en Brasil, entre otros artistas. Como cantante y guitarrista, desarrolla lo que técnicamente se denomina técnicas extendidas y su originalidad es tal que el crítico Brian Olewnick define su estilo así: estudiadamente ingenuo.

Esa misma descripción se puede aplicar a la música de su amigo Jun Miyake: estudiadamente ingenua, una celebración gozosa de lo naive, la expresión exacta del estado de gracia.

En su página web, Miyake recibe al lector con esta descripción que hizo de su música la Slakk Magazine: “Es como leer a Thomas Pynchon con los oídos… y junto a eso, el concepto de John Cage de la emancipación del ruido suena como un breve ejercicio de arte escolar con autosuficiencia”.

Además de dominar prácticamente todo estilo musical posible, Miyake blande esta serie de instrumentos, así nombrados por él: trompeta, flugelhorn, flumbet, pianica, piano, Fender Rhodes, programación, etc.”

Además de Nino Rota, son reconocibles en su obra huellas de Thelonious Monk, Su Ra, Kurt Weil y Leonard Cohen.

La discografía miyakeana es inmensa y se consigue en Spotify y en Apple Music, entre otras plataformas.

Recomiendo la escucha del álbum Mémoires du Sapa, donde es ostensible la influencia de Erik Satie. De hecho, es como si Miyake, residente en la misma ciudad donde vivió Satie, se hubiese propuesto continuar la obra de Satie, en particular sus seis gnosedias, tres gimnopedias y tres sarabandas.

Los ecos, secuelas, cantilaciones que hace el músico japonés a partir del eco de Satie, son estudios de pintura gouache sobre papel. Más: es el arte milenario de la caligrafía japonesa que consiste en dibujar con un pincel sobre el papel obras efímeras que se esfuman, se diluyen, se evaporan.

Otra característica notoria de la música de Miyake: son obras de teatro Noh todas ellas.

Una demostración de este aserto son, desde su título, tres de los álbumes anteriores de Miyake: Lost Memory Theatre Act 1, 2 y 3, cuya escucha recomiendo con entusiasmo. En esos tres discos resulta evidente la vocación visual de la música de Miyake, que él mismo denomina Teatro Sin Memoria, una música del presente, del aquí y ahora.

El aquí y ahora, El aquí y después. El título de una de sus obras que escribió para Pina Bausch y el filme de Wim Wenders es, precisamente, Here and After.

Escuchar la música de Jun Miyake nos lleva a un estado de ensoñación. Cerramos los ojos y vemos hadas, libélulas, princesas de cuentos de hadas, gnomos, duendes, colibríes.

Es una música suspiro, susurro, jardín encantado. Su linaje pertenece a la aporía matemática a lo Lewis Carrol: un frenesí en calma, una carrera sin moverse, un agitado sosiego, un bullicio callado.

Muchas de sus composiciones son divertimentos que evocan siempre a la pieza con la que se hizo mundialmente famoso: Lillies of The Valley, que escribió para Pina Bausch y Wim Wenders.

Antes de sumergirse en los discos de Jun Miyake, sugiero ponga usted en YouTube, hermosa lectora, amable lector, el video de Lillies of the Valley, del filme Pina, de Wim Wenders.

Al otro lado del espejo le espera un universo de sonrisas, apapachos y placer.