una gran obra de diplomacia artístico-científica de México
Cierran ciclo que comenzó en 2018, cuando la Unesco celebró la creación de la tabla periódica
Jueves 4 de agosto de 2022, p. 3
Si la exposición La tabla de los elementos, concebida por la editora María Luisa Passarge y el fotógrafo Rogelio Cuéllar, cautivó al público que la visitó en el museo Universum en 2019, el libro dedicado a ese proyecto que amalgama ciencia y arte es un extraordinario retrato del universo y una gran obra de diplomacia artístico-científica de México para el mundo
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Durante la presentación del catálogo, coedición entre La Cabra Ediciones, la Secretaría de Relaciones Exteriores y el gobierno de Hidalgo, que se realizó ayer en el Palacio de Minería, Passarge señaló que el proyecto que iniciaron en 2018, cuando la Unesco dedicó ese año a celebrar la creación de la tabla periódica de los elementos químicos, cierra su ciclo en casa
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La exposición de hace tres años, recordó, fue una fiesta, donde artistas y científicos, además de un gran público conformado por niños, jóvenes y adultos, convivieron y demostraron que la ciencia y el arte comparten creatividad, curiosidad, inteligencia y pasión
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Cuéllar destacó que los catálogos impresos de exposiciones son imprescindibles, pues “ayudan a la formación de públicos y lectores, permiten al espectador no depender de la memoria para tener el registro de la vivencia y relacionar lo visto y lo vivido con los textos y contenidos históricos e intelectuales de la obra.
Las exposiciones a través de sus catálogos viajan y dejan sus huellas en la historia del arte, en el periodismo, en la crítica académica y en la antropología cultural. Por eso pensamos que es importante hacer una redición de este libro, accesible al público en general.
En el encuentro participaron, entre otros, el rector de la UNAM, Enrique Graue; el canciller Marcelo Ebrard y el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, quien destacó que esta pieza editorial única
tiene un profundo significado, sobre todo porque reivindica a Andrés Manuel del Río (1764-1849), científico novohispano que describió por primera vez en América un nuevo elemento químico, el Pancromio (tambien llamado Eritronio o Zimapanio), extraído de las rocas de la comarca minera de Zimapán, Hidalgo, en 1801.
“Para nosotros, esa es una aportación científica de México para el mundo. Del Río libró su propia batalla para el reconocimiento internacional del descubrimiento del Zimapanio, nombrado así en honor al municipio donde lo halló, pero adjudicado a un investigador sueco que contó, obviamente, con más recursos y apoyos para validar sus observaciones.
¿Cómo podríamos reivindicar a Andrés Manuel del Río? Con el magnífico libro que hoy nos convoca. Hacer ciencia es la respuesta y más en este momento de complejidad; los mexicanos no debemos tener limitantes
, puntualizó el gobernador.
Inspirada en Oliver Sacks
Esta exposición es culpa
del neurólogo británico Oliver Sacks, añadió Passarge, pues gracias a la lectura de su libro El río de la conciencia (la autobiografía de ese científico apasionado de la química) surgió la idea de reinventar la tabla pictórica de los elementos a través del arte, para lo cual solicitaron a 121 autores una pieza inspirada en alguno de las sustancias químicas que integran esa carta ideada por el ruso Dmitri Mendeléyev en 1869.
Entre los invitados estuvieron Vicente Rojo, Pedro Friedeberg, Carmen Parra, Rafael Cauduro, Alberto Castro Leñero, Nunik Sauret, Paloma Torres, Gabriel Macotela, Ismael Guardado, Jazzamoart, Roberto Parodi, Sandra Pani y Emiliano Gironella. Además, Cuéllar hizo un retrato de cada artista en blanco y negro con un pizarrón negro detrás, en el que estaba escrito o dibujado el símbolo de cada elemento con gis blanco (La Jornada, 21/7/19)
A nombre de los autores que integran el libro, la escultora Maribel Portela dijo que esta obra “permite que el arte y la ciencia se abracen, quiero suponer que es también una afirmación contundente de que el arte siempre será el mejor antídoto contra la incertidumbre global y cualquier amenaza que atente contra la libertad y la inteligencia.
La tabla periódica de los elementos se constituye como un manifiesto a favor de la belleza y el conocimiento en su lucha permanente contra la ignorancia.
El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, adelantó que la dependencia a su cargo hará gestiones para que la exposición La tabla de los elementos sea presentada el próximo año en París, Madrid, Washington, Tokio, China e India, pues la muestra y todo lo que la acompaña habla de la dimensión humana de la ciencia
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También destacó la relación entre las ciencias y las artes, así como la importancia de que el Estado mexicano impulse ambos sectores en su relación con otras naciones.
“Tenemos un diálogo muy intenso con muchos países y centros científicos. Este tema siempre es una alta prioridad y vemos una gran disposición de cooperación –incluso mayor de la que cabría esperar– en India, Corea, los países árabes y los europeos”, subrayó.
El funcionario enfatizó que es difícil de imaginar una política exterior sin una dimensión científica y cultural, porque ni siquiera tendríamos buenos resultados
, y reiteró que muchas de las obras originales que están plasmadas en el libro presentado ayer podrían ser exhibidas en 2023 en diversas ciudades.
El rector de la UNAM, Enrique Graue, subrayó que la ciencia y el arte son elementos indisolubles de nuestra humanidad y muestra de la necesidad científica de explorar y entender nuestro origen y el del universo
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El desarrollo de la tabla periódica de los elementos es considerado uno de los logros más significativos de la ciencia, se explica en el libro, porque “vincula estrechamente diferentes campos de conocimiento, como la astronomía, la química, la física, la biología y otras ciencias naturales.
Se trata de una herramienta única que permite a los científicos estudiar la apariencia y las propiedades de la materia en la Tierra y en el Universo. Muchos elementos químicos son cruciales para la fabricación y el desarrollo a escala industrial de numerosos productos presentes en la vida cotidiana y necesarios para preservar el planeta. Los cuatro elementos más recientes se agregaron a la tabla periódica, con la aprobación de sus nombres y símbolos, apenas el 28 de noviembre de 2016.