Belgrado. Las autoridades de la autoproclamada república de Kosovo anunciaron ayer un aplazamiento de las restricciones de entrada con matrículas y documentos de Serbia, horas después de intensas negociaciones entre el gobierno de ese enclave y funcionarios de Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

En protesta por la medida, que iba a entrar en vigor hoy, serbios de Kosovo bloquearon dos pasos fronterizos que comunican la región con Serbia, y la Fuerza de la Organización del Tratado del Atlántico Norte para Kosovo advirtió que estaba preparada para intervenir en caso de peligro para la estabilidad en el norte del enclave.

El gobierno kosovar indicó en un comunicado que la normativa entrará en vigor el 1º de septiembre, cuando se eliminarán las barricadas y se restablecerá la libertad de circulación en la zona norte de ese territorio.

El anuncio sucede tras un diálogo en el cual participaron el primer ministro kosovar, Albin Kurti, la presidenta Vjosa Osmani y varios representantes estadunidenses y europeos, según la prensa local. Kurti agradeció la intervención del embajador estadunidense, Jeffrey Hovenier.

La policía de Kosovo cerró varios accesos en la zona limítrofe con Serbia, de acuerdo con la emisora RTK, que informó además sobre el despliegue de patrullas.

Los serbios del norte del Kosovo, donde anoche sonaron sirenas antiaéreas, respondieron levantando barricadas en las carreteras que comunican con la ciudad de Mitrovica, cuya parte sur es habitada por albaneses y la norte por serbios.

Sputnik indicó que se informó de enfrentamientos armados en la frontera; un serbio-kosovar resultó herido en el puesto de control de Yarine y fue hospitalizado.

Según las nuevas normativas, ahora aplazadas, quienes entren a Kosovo con credencial de identidad emitida por Belgrado recibirán un documento temporal válido durante 90 días para su estancia en Kosovo.

Además, las matrículas de coches expedidas por Serbia para ciudades kosovares serán sustituidas por las oficiales de Kosovo, provincia cuyo parlamento regional autoproclamó su independencia de Serbia el 17 de febrero de 2008, reconocida por Estados Unidos y la mayoría de los miembros de la UE, pero no por Rusia, China, España y la mayor parte de países de América, Asia y África.

Serbia aseguró que el objetivo de Pristina es expulsar a la población serbia que reside en la parte norte y generar caos. Aleksandar Vucic, presidente serbio, acusó al premier kosovar Albin Kurti de pretender imponer medidas contrarias a los acuerdos entre las partes, alcanzados tras un diálogo auspiciado por la Unión Europea.

En Moscú, la portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, llamó a las autoridades de Kosovo, Estados Unidos y la UE, que están detrás de esto, a poner fin a esas prácticas.