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La neurociencia de la música: Vijay Iyer
 
Periódico La Jornada
Sábado 30 de julio de 2022, p. a12

El nuevo disco de Vijay Iyer es un soplo a la inteligencia. Se titula Uneasy: es protesta social, declaración de principios y disertación sobre la técnica de la composición en el instante, a propósito del formato trío y la gran tradición musical que abriga todo el territorio de la cultura jazz.

Uneasy juega con lo que es difícil, pero parece fácil, esa es la conclusión técnica luego de escuchar muchas veces este álbum rico en significados. Uneasy significa inquieto, ansioso, sin sosiego, agitado, precario, preocupado, sin remedio, alterado, desconcertado.

La vida, define Iyer, está llena de situaciones uneasy. Su disco Uneasy es una respuesta positiva para enfrentar todo aquello que es difícil y superarlo. Cita un poema de Rida Dove a manera de epígrafe en las notas al programa:

While in the midst of horror
we fed on beauty –and that
my love, is what sustained us

Rita Dove es una de las muchas amigas de causa de Vijay Iyer, quien es un artista, intelectual, científico, escritor comprometido con las causas sociales. También figuran entre sus cercanas Toni Morrison, y en espíritu Marian Anderson y Billie Holiday.

Vijay Iyer es uno de los músicos más importantes en el territorio conocido como jazz, aunque su obra abarca composiciones para orquesta sinfónica, de cámara y los más variados ensambles instrumentales. Es un científico-músico, un músico-científico; pensador que conoce los procedimientos de la escucha y sus particularidades en la neurociencia de la música.

La definición que le otorga The New York Times es contundente: conciencia social, colaborador multimedia, constructor de sistemas, rapsodista, pensador histórico y puente de entrada multicultural.

Hijo de inmigrados de India, Vijay Iyer nació en Albania y se crió en un suburbio de Airport, Nueva York. Desde los tres años estudió violín, durante 15 años, pero se hizo pianista autodidacto. Tiene doctorados en matemáticas y en física por la Universidad de Berkeley. Una de sus tesis de doctorado está dedicada al estudio de la música africana y afroestadunidense, y otro de esos documentos de especialización se titula Music cognition, un estudio científico del proceso de escucha.

Su discografía es monumental y fascinante. Todos sus discos contienen protesta social, activismo cívico, belleza escalofriante. Su música es tan variada como preñada de asombros, hallazgos, sorpresas. Toda ella implica intensa actividad intelectual en el escucha sin desdoro de sentimientos.

Su influencia principal es Thelonious Monk y lo demuestra llevando a sus consecuencias límites las ideas revolucionarias del oso con birrete, como lo llama cariñosamente el mejor escritor de jazz, Julio Cortázar, en el siguiente pasaje de su crónica de un concierto de Thelonious:

Ahora se apagan las luces, nos miramos todavía con ese ligero temblor de despedida que nos gana siempre al empezar un concierto (cruzaremos un río, habrá otro tiempo, el óbolo está listo) y ya el contrabajo levanta su instrumento y lo sondea, brevemente la escobilla recorre el aire del timbal como un escalofrío, y desde el fondo, un oso con un birrete entre turco y solideo se encamina hacia el piano poniendo un pie delante de otro con un cuidado que hace pensar en minas abandonadas o en esos cultivos de flores de los déspotas sasánidas en que cada flor hollada era una lenta muerte de jardinero. Cuando Thelonious se sienta al piano, toda la sala se sienta con él y produce un murmullo colectivo del tamaño exacto del alivio, porque el recorrido tangencial de Thelonious por el escenario tiene algo de riesgoso cabotaje fenicio con probables varamientos en las sirtes, y cuando la nave de oscura miel y barbado capitán llega a puerto, la recibe el muelle masónico del Victoria may con un suspiro como de alas apaciguadas, de tajamares cumplidos. Entonces es Pannonica o Blue Monk, tres sombras como espigas rodean al oso investigando las colmenas del teclado, las burdas zarpas bondadosas yendo y viniendo entre abejas desconcertadas y hexágonos de sonido, ha pasado apenas un minuto y ya estamos en la noche fuera del tiempo, la noche primitiva y delicada de Thelonious Monk.

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▲ El pianista Vijay Iyer y su trío.Foto tomadas de la página de Facebook del artista

Exactamente eso es Vijay Iyer al piano. Y es más: su concentración congrega músicos de vario linaje en emprendimientos plenos de poesía.

Su nuevo disco, Uneasy, es un refrendo y un paso gigantesco adelante en la evolución del formato del trío de jazz. Éste, su cuarto disco de trío, continúa las gestas tituladas Accelerando (2012), Historicity (2009) y A Love Sonnet for Billie Holiday (2021).

Su álbum titulado Break Stuff es valorado como uno de los mejores en el territorio del trío de jazz, con su equipo de muchos años, formado por el bajista Stephan Crump y el baterista Marcus Gilmore, y ahí despliega su influencia Thelonious Monk y otro de sus basamentos: John Coltrane, con una carga intensa de emoción, actividad cerebral y espiritual: el placer del pensamiento, la opulencia de la actividad de la mente, el resplandor de la sique.

Para su flamante álbum Uneasy, Vijay Iyer congregó a dos jóvenes músicos fuera de serie: la australiana nacida en Malasia Linda May Han Oh, a quien dedicamos un Disquero en su oportunidad por su participación estelar en el disco de Path Methey titulado From this place, con el baterista mexicano Antonio Sánchez; y colabora también con Vijay Iyer en su nuevo disco el baterista y compositor Thyshawn Sorey. Trabuco.

Se trata este nuevo disco de una revisión, exploración exhaustiva de la tradición, desde el punto de vista y de oído, de la experimentación. Tenemos así un conjunto de piezas clásicas revisitadas con perspectivas novedosas y composiciones nuevas con altas dosis de belleza.

La segunda pieza del disco, Combat breathing, la escribió Vijay Iyer luego de la muerte de Eric Garner en 2014, asfixiado por un policía que se siente ario, y eso activó el movimiento Black Lives Matter, y eso activa más que una metáfora en la composición de Vijay: el combate por respirar como método de supervivencia, reflejado en oleadas de giros armónicos y rítmicos de una intensidad vital estruendosa.

Antes de pasar al clímax del disco, recomiendo con entusiasmo la escucha de todos los discos de Vijay Iyer, en especial The Transitory Poems, A cosmic rhythm with each stroke, Interventions (obras para orquesta, dirigidas por Dennis Russell Davies), Panoptic Modes, Solo...

Y ahora sí: la pieza titulada Entrustment, track final del disco Uneasy, es de lo más hermoso que se ha escrito en música en los años recientes: una composición al mismo tiempo compleja y sencilla, de carácter hímnico, lo cual la dota de espiritualidad y hondura y también velocidades inverosímiles en escalas espejo, que se deslizan hacia arriba y hacia abajo como en un óleo de Escher; con distintos estados de alma, todos ellos elevados, muy de pronto a lo Keith Jarrett, muy Arvo Pärt, completamente Vijay Iyer. He aquí lo sublime: esta pieza final de Uneasy se convierte en el nirvana.

Por eso escribió Rita Dove: ante el horror y el sufrimiento, la belleza nos salva.

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