Dani Alves se divierte en Ciudad Universitaria. Aunque no siempre tiene ganas de hablar, cuando está con el balón se le olvida el mundo. Su primer entrenamiento en el estadio Olímpico transcurrió entre decenas de cámaras fotográficas bajo un sol que caía a pleno en el sur de la ciudad. Sonriente, el brasileño aseguró que el inmueble, donde Pumas enfrentará esta noche al Mazatlán FC, es maravilloso, pero ahora lo será más conmigo.

Sus coterráneos Diogo de Oliveira e Higor Meritao acompañaron su buen humor, sorprendidos por la cantidad de medios acreditados en un sector de las gradas. Cuando yo llegué no había nadie, estaba vacío, bromeó Diogo en su camino al terreno de juego. Alves, botines verdes y calcetas bajas, corrió a la par del grupo con la tranquilidad de ya tener la visa de trabajo y el registro de la Liga Mx, trámites necesarios para hacer su debut en el torneo mexicano.

Todo está listo, confirmaron en el club mientras decenas de camisetas con el número 33 del flamante refuerzo se venden como pan caliente en las inmediaciones del circuito universitario. Los precios van de los mil 700 pesos a los mil 500 en la tienda oficial con dorsal y nombre incluidos. Sin embargo, a unos metros de ahí, el comercio informal también hace su negocio: la de Alves te cuesta 300 (pesos), ofrecía un vendedor con todas las tallas disponibles en su puesto.

A pocas horas de enfrentar a los cañoneros, la práctica mezcló ejercicios de acondicionamiento físico, secuencias de pases y el llamado torito. Alves reaccionó favorablemente a la altu-ra de la capital, alzando incluso la voz cuando jóvenes como Marco García o Arturo Palermo Ortiz (ya recuperado de su lesión) dudaban en meter la pierna fuerte para recuperar la pelota.

Al ser testigos de lo que ocurría en el campo, los trabajadores del estadio Olímpico reconocieron estar ante un jugador fuera de lo común, del cual sólo nos queda esperar lo mejor; sin importar que apenas se juegue la quinta jornada de la fa-se regular del torneo.

A sus 39 años, el ex de Barcelona es capaz de transformar un entrenamiento de mitad de semana en un acontecimiento memorable para los aficionados de Pumas. Son tiempos de gran expectativa para ellos, especialmente por la presentación de un futbolista que ganó todo lo que se propuso en Europa y quien, después de mostrar una másca-ra de El Santo, se paseó por CU vistiendo una bermuda y una camisa de manga corta con tonos rosas y verdes, muy al estilo de los suéteres de portero de Jorge Campos.