Hay obras artísticas, incluso la tragedia, que nos dan consuelo: Ramírez-Bermúdez
En La melancolía creativa, el neurosiquiatra se propuso sentar a dialogar a los saberes científicos y médicos con los conocimientos que provienen de la literatura y la mitología
Domingo 19 de junio de 2022, p. 2
Para atender temas tan complejos como la salud mental, en especial después del duro golpe emocional que significó para el mundo la pandemia de covid-19, se requiere una mirada desde muchas disciplinas, siempre con un enfoque humanista.
Esa es una de tantas reflexiones que pone sobre la mesa el neurosiquiatra Jesús Ramírez-Bermúdez (Ciudad de México, 1973) en su libro más reciente, La melancolía creativa, publicado por el sello Debate.
La aparición del coronavirus, explicó el especialista en entrevista con La Jornada, “agudizó muchos problemas que ya veníamos cargando. Como dicen los ortopedistas, sucedió una fractura en terreno patológico, es decir, estábamos en condiciones de fragilidad en el área de la salud pública, en general, y de la salud mental en particular, y de repente nos enfrentamos a que no tenemos suficientes servicios, porque no hay una vocación pública que proteja más la dignidad y la situación financiera.
“Es decir, hay personas que tuvieron gastos catastróficos porque los hospitales se llenaron. Muchas vivieron la situación de no tener la opción de atenderse dignamente en un hospital público, sino tratar de buscar atención en un hospital privado con los gastos inhumanos que ello representa, si es que encontraban lugar.
La pandemia nos enseñó que necesitamos una filosofía más sólida en torno a la salud pública, con recursos financieros reales, más recursos humanos, más infraestructura, más insumos. Lo vivimos en México, pero es un problema en todo el mundo. Por desgracia, parece que no aprendimos la lección, y muchos están en la euforia de que ya salimos de aquello. Pienso que aún no; faltan varios coletazos y deberíamos preguntarnos si estamos haciendo lo que se requiere para atender una nueva crisis de salud, pues no lo estamos haciendo, o no con la velocidad que se necesita.
El también ensayista, autor de Breve diccionario clínico del alma (Debate, 2010) y Depresión: La noche más oscura (Debate, 2020), dijo que si bien el diagnóstico de la situación mental del mundo es preocupante, “lo tenemos que ver como una oportunidad para recuperar lo que tengamos recuperar, principalmente nuestras fuentes de vitalidad. Por eso el libro también indaga en la relación entre la melancolía y los procesos creativos, enfocados a la creación literaria. Hay obras artísticas –incluso la tragedia, que es un género del teatro o la literatura– que nos dan cierto consuelo. Milan Kundera dice que nos dan ‘atisbos de la grandeza humana’, y es una paradoja que el sufrimiento produzca esas experiencias. Esta es otra de las ideas que explora mi libro”.
En sus ensayos, el autor refleja su gusto por la idea de los entrecruzamientos, “esos caminos donde convergen tradiciones diferentes y que permiten un enriquecimiento de ambas. El mundo de la neurosiquiatría –a lo que me dedico– ya es fruto de entrecruzamientos, porque ahí está toda la corriente de la medicina científica, pero también el mundo de las neurociencias que, en sus recientes décadas de investigación, tiene desarrollos que provienen desde la sicología y algunas otras disciplinas sociales y humanísticas, como la antropología y la sociología, porque el tema de interés es la condición humana, especialmente cuando ésta genera problemas de tal magnitud que llevan a la búsqueda de atención clínica.
Dolor social
“En La melancolía creativa mi intención ha sido sentar a dialogar los saberes científicos y médicos con otros conocimientos que provienen del campo de la literatura, pero incluso desde la mitología. El libro tiene también muchos intereses filosóficos, sobre todo dentro de corrientes como la fenomenología y el existencialismo, porque el tema del dolor social tiene que ver con las fibras más privadas e íntimas de las personas en las que se pone en juego incluso su sentido de vida y, por lo cual, uno de los desenlaces más doloroso puede ser el suicidio.”
Ramírez-Bermúdez detalló que el dolor social, la soledad, la falta de conexión y comunicación entre los individuos que hoy se vive “lleva a la recuperación de viejas metáforas de la melancolía, o algunas un poco más nuevas, como la depresión, una palabra que es un concepto científico pero que en el lenguaje popular se refiere a formas de sufrimiento que no tienen un solo origen.
“La depresión puede tener que ver con condiciones biológicas, con una enfermedad cerebral vascular, con una infección viral como el propio covid, con la epilepsia o las enfermedades degenerativas, pero también con condiciones sociales o problemas culturales como la inequidad de género o la discriminación racial. Todo ello acaba por producir que las personas se vean sobrepasadas en sus capacidades para afrontar un entorno tan difícil y entonces sobrevienen las formas de sufrimiento que son físicas y mentales a la vez.
“A todos los niveles hay una gran confusión en nuestra sociedad acerca de qué son los padecimientos mentales, afectivos o siquiátricos, y a veces se les trivializa pensando que son problemas de un individuo que ‘no le echa ganas’, de ahí el famoso ‘echaleganismo’ que tanto se discute. Con toda razón hay que reconocer que estas condiciones no se quitan meramente con que las personas traten de echarle ganas, porque son el resultado de muchos vectores.
“Otras veces, incluso en los sistemas médicos, hay una tendencia a la separación entre lo físico y lo mental, de tal manera que se margina a quienes padecen esas enfermedades. Los hospitales siquiátricos del siglo XIX se construyeron a las afueras de las ciudades para que la locura quedara lejos de las sociedades.
Hoy en día la tendencia es que se integren, que los problemas de esta naturaleza se atiendan en los hospitales generales, pero esto implica que los médicos cambien su cultura, que reconozcan las formas de sufrimiento y sepan atenderlas, que los equipos de salud mental sean multidisciplinarios.
El libro La melancolía creativa, de Jesús Ramírez-Bermúdez, se presentará en el Foro del Tejedor, Av. Álvaro Obregón 86, colonia Roma Norte, el martes 21 de junio a las 19 horas. Participarán José Gordon, Zenia Yébenes y el autor.