uando se estudia el mundo de la energía y sus mercados, uno de los principales conceptos que se encuentra es el de trilema energético. Éste debe ser el eje rector de todas las políticas de energía de cualquier país. El trilema abarca la seguridad, la sustentabilidad (ambiental y financiera) y la asequibilidad de la energía.
Claramente se le conoce como trilema porque los tres objetivos se encuentran interrelacionados y pueden llegar a ser mandatos contrarios. Es decir, a mayor seguridad de suministro, probablemente el costo aumente a corto plazo, aunque a largo plazo sea mejor, así como a mayor sustentabilidad, la seguridad y el costo se pueden ver afectados, y viceversa.
Para llevar a cabo una política exitosa, debe de balancearse este trilema y encontrar el punto medio que satisfaga la mayor cantidad de objetivos de política pública posibles.
En México y en el mundo occidental
, se descuidó el balance y se optó por olvidarse de la seguridad de suministro energético. De la mano de la falacia del neoliberalismo de las ventajas comparativas
se optó por atar los suministros de energéticos de las grandes potencias de occidente a la buena voluntad de unos cuantos países propietarios de los combustibles. Muchos países optaron por abandonar fuentes de energía como la nuclear y reemplazarlos por energía variable y optar que el respaldo fuera gas natural importado.
Ciertamente, en México se hizo eso, en 2014 desde la Sener, se decía Estados Unidos tiene el gas natural más barato del mundo, México debe aprovechar
y como si el precio del GN nunca hubiera demostrado ser extremadamente volátil, se decidió que esa señal de precio a muy corto plazo, justificara inversiones millonarias a muy largo plazo. Así, atamos nuestro suministro y con eso nuestra seguridad a la buena voluntad de los gobiernos estadunidenses.
Esa buena voluntad se vio amenazada en febrero de 2021, cuando el gobernador de Texas, Greg Abbott, prohibió de manera temporal la exportación de gas natural. Previendo el cambio en los mercados, el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador envío al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma eléctrica en la cual, se volvía a poner al centro de la planeación la seguridad del suministro y la autosuficiencia energética.
La oposición esgrimió diversos argumentos (falsos), pero sobre todo decían no saben cómo funciona el mundo, no lo conocen, nadie está preocupado por la seguridad del suministro ni por la autosuficiencia
. Ahora cada vez más escuchamos de países que dan un giro de 180 grados en sus políticas energéticas para volver a considerar la seguridad. Y esto no es ninguna sorpresa, como dije anteriormente, descuidar la seguridad en el trilema llevó a que la asequibilidad de la energía se deteriorara. Toda Europa, y en especial Alemania, se encuentran viviendo una crisis energética brutal cuyos efectos no terminamos de dimensionar.
Parece ser que quien no conocía cómo funcionaba el mundo eran ellos. No estábamos mal, sólo estábamos adelantados.
*Especialista en temas energéticos y maestro en finanzas en el sector energético por la Universidad de Edimburgo
Twitter: @aloyub