ás de 100 mil desaparecidos, mujeres y hombres con nombres y apellidos, familias e historias personales. Las cifras totales son espeluznantes; cada ausencia es conmovedora. Rafael Ramírez Duarte es una de ellas. Rafael no es un dato, no es sólo otro lugar vacío en la mesa, otra falta en la escuela, el dolor de otra familia.
Es estudiante de la Facultad de Economía de la UNAM. Es hijo de doña Delia Duarte, esposo de Sara Hernández y padre de Pavel y Tania. Es nuestro compañero universitario, por siempre.
Fue secuestrado por la Brigada Blanca el 9 de junio de 1977, seis años después de la masacre de estudiantes el Jueves de Corpus. Estuvo recluido y fue torturado en una cárcel clandestina del Campo Militar Número Uno, en la Ciudad de México. Ahí lo vieron compañeros y familiares. Entre ellos, María de los Ángeles Sánchez, esposa de Juan Manuel Ramírez Duarte, secuestrado, torturado y asesinado el primero de septiembre de ese año. Sus hermanos menores, Carlos y Guillermo, también secuestrados y luego liberados. María de los Ángeles murió meses después a consecuencia de las torturas. Rafael sigue desaparecido.
¿Dónde estás, Rafael? ¿Sabes que murió tu madre, Delia; adorable mujer que nunca dejó de buscarte? ¿En qué lugar te pueden abrazar Sara, Tania y Pavel, incansables en la lucha por tu presentación? ¿Cómo nos reunimos contigo tus viejos compañeros de escuela, para seguir demandando tu regreso?
Desde el lugar en que te encuentras, ¿conoces el paradero de los 43 compas de Ayotzinapa? ¿Tienes idea de qué ha ocurrido con miles de mujeres y hombres que nos faltan en todo el país? ¿Sabes que, como a ti, los buscan sin parar madres y padres, hermanas e hijas, amigos y compañeras?
Por supuesto que no hay olvido. Tampoco habrá perdón. A quienes son culpables por acción u omisión, se les debe someter a juicio e imponer las penas que merecen.
A ti, a todas y a todos los que no están, los esperamos de vuelta, ¡vivos se los llevaron, vivos las queremos!