Los escarlatas barren a Mariachis en la serie
Lunes 13 de junio de 2022, p. 4
Lo han dicho los más célebres contadores de historias beisboleras: en este deporte los números lo son todo. Sí, los dramas de las acciones impactan, pero el registro de cada momento, cada acierto o error constituyen su mitología. Ayer por la tarde, en la segunda entrada, cuando el sol titubea-ba entre las nubes, el enorme Japhet Amador conectó el jonrón número 200 como escarlata. Un acontecimiento que sólo dos ilustres Pingos han conseguido: el Almirante Nelson Barrera y José Luis Borrego Sandoval, nombres que pesan como el mármol.
El batazo era esperado, porque el Gigante de Mulegé, Baja California, acostumbra sacudir el madero con frecuencia, como lo exhiben sus números. Pero del 199 a este palazo histórico pasaron cinco días y algunos juegos en los que aportó imparables, remolcó carreras, pero el número redondo y contundente no llegaba. Mucha presión encima, dijo el bateador.
Una hazaña sin exageración. En un deporte donde el bateo suele estar destinado al fracaso, pegar un jonrón es encontrar la aguja en el pajar. Conectar 200 en un mismo equipo, es algo que merece la memoria. Porque es con la memoria con lo que se alimenta el beisbol.
Después de recorrer las almohadillas y llegar al plato para marcar la carrera solitaria, Amador imprimió así sus 120 kilos y 1.93 de estatura en una huella para la historia en el estadio Alfredo Harp Helú. Sus compañeros salieron de la banca para formar un corrillo de honor, una formación en rojo que le hizo el merecido homenaje. Ese madero adquirió la dimensión de reliquia que pronto estará en exhibición en el museo de Diablos.
Con el batazo de Amador se pusieron en ventaja en la segunda entrada sobre Mariachis de Guadalajara, pero inspiró a la novena que en el tercer episodio registró un rally de cinco carreras y luego dos más en el quinto capítulo. Una victoria por blanqueada 8-0 para culminar la barrida con la que la Pandilla Escarlata se llevó los tres juegos de la serie ante el equipo tapatío.
Después de un juego cancelado el viernes por lluvia donde naufragaban ante Mariachis, Diablos volvió con un nuevo espíritu. Ganaron el sábado 8-1; el domingo en el primer partido por 8-4 y finalmente 8-0. Pero en la memoria de quienes estuvieron ayer en este estadio, la pelota que golpeó Amador seguirá flotando en el espacio.