Jueves 9 de junio de 2022, p. 15
El diálogo magistral de la novena Conferencia del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales llevó por título Desafíos de la democracia en América Latina y el Caribe: encrucijadas y amenazas. Y sería difícil negar que hay una amenaza mayor que la nombrada al principio y al final del foro celebrado en Ciudad Universitaria: “¡Fora Bolsonaro!”
Boaventura de Sousa Santos, sociólogo referencial, amigo de presidentes latinoamericanos (lo mis-mo de Fernando Henrique Cardoso que de Lula), recipiendario de la Orden del Águila Azteca, fue el primero en soltar la arenga contra la ultraderecha: “¡Fora Bolsonaro!”, dijo, y el público, en su mayoría jóvenes universitarios, lo acompañó con gritos y aplausos, como poco antes había hecho para despedir a Álvaro García Linera, el intelectual que fue vicepresidente de Bolivia.
Abajo, un joven colombiano paseó en los pasillos un cartel con las imágenes de Gustavo Petro y Francia Márquez. El escenario ideal para que Boaventura de Sousa cediera la mitad de su tiempo a dos dirigentes populares que hablaron de resistencias contra el estado burgués
, el poder corruptor del narcotráfico y la insuficiencia del discurso de izquierda para enfrentar el fenómeno.El problema es que se nos agota el repertorio progresista
, dijo uno.
De Sousa lanzó, en las islas de la Ciudad Universitaria, un discurso más de mitin que de evento académico, muy a tono con el momento pospandémico latinoamericano.
Dijo, por ejemplo, que en América Latina el miedo y la esperanza están muy mal distribuidos, porque la mayoría tiene mucho miedo y poca esperanza. Y en ese tono reprochó las palabras ausentes
, por ejemplo, que no se hable más del imperialismo estadunidense, de la guerra entre Estados Unidos y China, de que no hay capitalismo sin colonialismo y sin patriarcado.
No podemos tolerar movimientos anticapitalistas que sean racistas y sexistas. No podemos tolerar movimientos feministas que sean racistas o procapitalistas
.
Cada frase de Boa –como le dicen sus cercanos– emocionó al auditorio, que respondía con exclamaciones y aplausos: “Tenemos que descolonizar la universidad… La ciencia es un conocimiento válido, pero no es el único. Las cosas más importantes no las puedo resolver científicamente: ¿Qué es la vida?, ¿qué es el amor?, no son pregun-tas científicas”.
Siguió: “Los partidos tienen que cambiar porque su forma actual está condenada históricamente… Tienen que ser partidos-movimiento, estar atentos a los ciudadanos, a las comunidades… Hay que respetar a los líderes, sí, pero sólo a los que respetan los movimientos populares”.
Manuela D’Avila, académica brasileña, preguntó: ¿y si no tuviésemos a Lula?, en referencia a la única figura que puede hacer realidad la consigna de “¡Fora Bolsonaro!” y a la obvia dependencia de un liderazgo carismático. Habló también del golpe parlamentario contra Dilma Rousseff y la “máquina de fake news”.
Criticó a la izquierda porque suele evadir temas como la desigualdad de género y la discriminación, y exhibió el espejo brasileño frente a otras realidades, incluyendo la mexicana: “Los gobiernos no van a transformar la realidad si nosotros no seguimos movilizados en la calle; si tenemos más de 50 por ciento a favor de Lula es porque nosotros hemos estado en lucha… Tenemos que hacer ruido y estar en la calle”.