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Rubén Gallo rinde homenaje a la noche habanera de principios del siglo XXI
 
Periódico La Jornada
Miércoles 8 de junio de 2022, p. 4

La relación del académico y autor Rubén Gallo (Guadalajara, 1969) con Cuba comenzó en 2014, cuando realizó un viaje de trabajo a La Habana, el cual coincidió con el anuncio de Barack Obama y Raúl Castro sobre la normalización de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y la isla. Este vínculo ha producido varios ensayos y libros; el primero fue Teoría y práctica de La Habana, y el más reciente, Morir en La Habana (Editorial Vanilla Planifolia, 2021), un homenaje a la noche habanera.

Lo que vi en ese momento me impresionó porque era una alegría y un optimismo. Cuba había sufrido tanto desde 1959 por el bloqueo, tantas cosas, que la población imaginó que ya, eso era lo definitivo, aunque esa transición política no se concretó. Desde entonces, Cuba empezó a ser el centro de mi trabajo creativo, expresa el docente de la Universidad de Princeton.

Más allá de esa época de euforia, Gallo descubrió un país sobredimensionado: Cuba es una isla en el Caribe que tiene 11 millones de habitantes. Es un país, sin embargo, que a nivel de cultura compite con México, Argentina y Colombia. También está sobredimensionado en importancia política. Al igual que México, comparte frontera con Estados Unidos, aunque ésta sea marítima, y cuya historia ha sido marcada por este país de Norteamérica, para bien o para mal.

Morir en La Habana gira en torno al mundo de cabarets y la calle, que ya se ha retratado en mucha de la literatura cubana, como Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante, la gran novela sobre la noche de los años 50 del siglo pasado, y Antes de que anochezca, de Reynaldo Arenas, la gran novela sobre la homosexualidad en los 70 y 80.

Gallo intenta retratar “este mundo en años más recientes, a partir de 2010. En ese mundo el personaje principal, Tadziel, es un pinguero, lo que en México llamamos un chichifo, es decir, un prostituto. En ese sentido, mi novela hace un guiño al Vampiro de la colonia Roma, de Luis Zapata, cuyo personaje principal es un chichifo de los años 70 en la Ciudad de México.

Tadziel es un tipo picaresco que cuenta todas sus aventuras y eso le permite meterse en muchos mundos: en casas lujosísimas de diplomáticos y departamentos de extranjeros. Es un personaje un poco como el Lazarillo de Tormes, que entra y sale de todos estos mundos, ricos y pobres, de élite y populares. Al final, lo que le interesa es vivir esta vida de aventuras.

El título del libro es un juego con la novela Muerte en Venecia, de Thomas Mann, y su personaje Tadzio, un muchachito rubio, de ojos azules, muy bonito, donde el personaje principal, el profesor alemán Gustav von Aschenbach, llega a Venecia y un día que ve a Tadzio en la playa le cambia la vida, a pesar de que nunca tiene contacto con él.

Jugando un poco, decidí que esta situación sería impensable en Cuba, porque si Tadzio fuera cubano, en el momento que ve que un extranjero lo mira empezaría toda una historia de seducción. Tadziel, entonces, es un Tadzio cubano.

Para Gallo, Muerte en La Habana es una novela policial porque se basa en una historia real: la del español Manuel, avecinado en la capital desde los años 90, quien fue asesinado y cuyo cuerpo calcinado apareció cerca del aeropuerto. Reflexiona: Diría que es una falsa novela negra porque juega con ese género. En realidad, lo que se propone es dar una visión casi sociológica o antropológica de ese mundo de la noche cubana con todos sus personajes: el pinguero y el yuma (extranjero), y todas las clasificaciones de la masculinidad que hay.

Contrario a los hechos reales, en los que el crimen de Manuel nunca fue aclarado, en la novela sí: La literatura me da un recurso que me permite contar cómo funciona todo este mundo de la noche, de la calle habanera con personajes como Tadziel.