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A 125 años de publicada, Drácula sigue dominando el cine y los libros de terror
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▲ El personaje ha sido recreado por directores y actores de diferentes épocas.Foto Europa Press
 
Periódico La Jornada
Lunes 30 de mayo de 2022, p. a11

Drácula ha aparecido en más de 700 películas, más de mil cómics y adaptaciones al teatro y se han escrito infinidad de obras literarias respecto a la novela original, que se ha publicado en más de 30 idiomas.

A 125 años de que Bram Stoker, nacido en Dublín, publicara su novela, el 26 de mayo de 1897, el personaje ha logrado el dominio viral que cualquier vampiro babearía. Es muy popular hoy día pero, cuando apareció también lo fue, dijo alguna vez Dacre Stoker, sobrino bisnieto del escritor, quien es ahora una especie de voz autorizada en Bram Stoker y Drácula. Y sí, la novela fue un éxito instantáneo cuando se publicó, atrayendo críticas favorables y comparaciones con luminarias como Wilkie Collins y la pionera de la ficción gótica, Ann Radcliffe.

Todos recuerdan la adaptación de FW Murnau de 1922, Nosferatu, pero también las películas de monstruos de Universal Studios de la década de los 30, en las que el Conde Drácula evolucionó del horrible personaje de Murnau al encantador y encantador noble europeo que lo encarnó: Bela Lugosi. También, al depredador delgado y de ojos ensangrentados Christopher Lee de cintas de Hammer Studios. O quizá al Drácula de 1992 (de Francis Ford Coppola), en la que el vampiro de Gary Oldman arde de sensualidad.

El conde Drácula no se limita a la literatura y el cine. Es, y ha sido, en todas partes, tan omnipresente y extendido como los murciélagos y ratas de los que a veces está formado hasta en la palidez púrpura mortal de El Conde de Plaza Sésamo, enseñando números a los niños con acento de Europa del Este. Drácula no falta en los cómics, en particular en una carrera en su propio título de Marvel Comics en la década de los 70, y ha estado en innumerables adaptaciones de televisión. Drácula está en la sangre.

También estaba en la sangre de Stoker, cuenta un reportaje de The Independent, mucho antes de que lo escribiera. Nacido en 1847, Stoker creció en Clontarf, Dublín, y se trasladó a Londres en 1878 para convertirse en el gerente de negocios en el Lyceum Theatre. Más tarde lo fue de la estrella teatral victoriana sir Henry Irving y se movió en círculos teatrales, mientras alimentaba las ambiciones de escribir.

En marzo de 1890 garabateó un pensamiento repentino en un trozo de papel con una letra apenas legible. El joven sale y ve chicas que intentan besar no en los labios, sino en la garganta. El viejo conde interfiere y la rabia y la furia son diabólicas (este hombre me pertenece y lo quiero). Cualquiera que haya leído Drácula o visto una de las muchas adaptaciones cinematográficas, reconocerá instantáneamente que es una de las escenas fundamentales, en la que el joven abogado Jonathan Harker, después de haber viajado al castillo en las montañas de Transilvania para finalizar la compra de propiedades del conde en Londres, casi es víctima de la camarilla de mujeres vampíricas.

Se concreta la novela

Si esa nota de sueño fragmentada en marzo de 1890 fue el ímpetu para Drácula, fueron las vacaciones en Whitby, North Yorkshire, en julio de ese año, donde su famosa historia comenzó a tomar forma. Stocker se sumergió en la ciudad costera, visitando los museos y bibliotecas y deambulando entre las lápidas desgastadas. Contrató a pescadores y marineros para sus historias del mar. Lentamente, el rompecabezas se estaba resolviendo en su mente.

“Lo que Bram Stoker hizo fue incorporar a un personaje real, Vlad el empalador, y a lugares reales como Whitby. Escribió una novela supernatural que hizo real y es lo que a la fecha da éxito a la historia”, comentó Drace Stoker, quien a lo largo de los años, ha desenterrado correspondencia, notas y fotografías. En 2009, a partir de las notas de su antepasado, fue coautor, con el guionista Ian Holt, de una novela secuela, Drácula el No Muerto, y hace tres años escribió una precuela, con JD Barker, llamada Drácula, que ha sido elegida para el cine.

Bram era un hombre normal pero con ciertos problemas, reveló Dacre, quien recuerda que Irlanda del siglo XIX era una ciudad llena de enfermedades, como el cólera, y que el escritor padecía una enfermedad que lo postró en la cama siete años para suministrarle sangrías terapeúticas, debido a la falta de antibióticos. “Le sacaban tanta sangre que desmayaba. Luego lo rehidrataban con vino tinto. Un niño que vivió con sangrías y emborrachado…”

Dacre aseguró que Drácula llegó en el momento adecuado, cuando hubo aumentaba el interés por lo oculto y lo paranormal en el periodo victoriano tardío, y el golpe maestro de Stoker daba a su novela un escenario contemporáneo. No era un romance gótico ambientado siglos antes, estaba sucediendo aquí y ahora en la bulliciosa metrópolis de finales de siglo, en Londres, centro del mundo recién industrializado.

“Hizo que la historia fuera más vanguardista y más aterradora Stoker había vivido los asesinatos de Jack el destripador y tenía una idea de lo que sería aterrador en ese momento; la gente hacía preguntas de que hay después de la muerte, pues había mucho interés en el espiritismo.