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Ken Salazar: peligrosa injerencia
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ras la pandemia, el fenómeno migratorio requiere nuevas herramientas globales que permitan rencauzar el curso que fue prácticamente bloqueado ante las necesidades, válidas o no, de evitar los contagios por el covid-19. De los 277 millones de personas que viven en un lugar distinto al suyo, 192 millones provienen de países de bajos y medianos ingresos. Lo que quiere decir que el componente destacado de la economía global ha sido la migración laboral internacional. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que 800 millones de personas en el mundo dependen de las remesas para complementar su ingreso o es más que parte total del mismo. Se trata de flujos financieros que en la mayoría de los casos se vieron reducidos lo que afectó a los países receptores. No así en México, cuyos montos se incrementaron y recibió 51 mil millones de dólares en 2021. El total mundial de las remesas se situó en 541 mil millones de dólares, es decir, el triple de la asistencia oficial para el desarrollo y 80 por ciento más que la inversión extranjera directa. Y, como puede suponerse, se mantuvieron las leoninas comisiones cobradas por los diferentes instrumentos financieros, sin importar las lastimosas condiciones que se estaban viviendo. Los retornos voluntarios, las deportaciones, las forzadas cuarentenas, las personas atrapadas en países de destino, los hacinamientos contrarios a lo que se exigía para evitar contagios, los migrantes enfrentaron la llamada gobernanza de seguridad fronteriza aplicada desde los ataques del 11 de septiembre para detener supuestos terroristas, es decir, controles, contención y aislamiento cuyas consecuencias fueron incalculables.

Ante estos escenarios, la recuperación requiere, y de forma rápida, elaborar una nueva estrategia que tenga como eje articulador la eliminación de los controles, de la securitización que enfatice la cooperación, la solidaridad, que permita la fluidez de los movimientos. La diversidad de factores que han dado lugar a la movilidad humana son urgencias de vida que requieren protección ante el jaque a la sobrevivencia. Si bien es imperativo ir a las causas, como la pobreza, la inseguridad, violencia, desastres naturales, conflagraciones, es urgente en estos graves momentos ampliar los caminos de la migración y paralelamente consensuar instrumentos globales que eviten vulnerar a tantos seres humanos.

México tiene que recuperar la propuesta migratoria inicial del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de no criminalizar a la migración, respeto a sus derechos humanos, visas humanitarias, asilo, refugio, visas de trabajo, no centros de detención, especial atención para los niños viajando solos y permitir el tránsito por el país. Es preciso sensibilizar a la población en el sentido de que todos los migrantes tienen el derecho a solicitar asilo y la condición de refugiado que garantice su integridad y el respeto de sus derechos humanos. Sería muy eficiente ampliar programas de política pública dirigidos a eliminar de la convivencia cotidiana los lesivos conceptos del racismo, discriminación y xenofobia.

En este marco, resulta muy preocupante que el embajador de Estados Unidos en México el señor Ken Salazar –según un reportaje del periódico Milenio– afirme que tiene información de que el plan del gobierno mexicano, apoyado por su país [es] blindar la franja del Istmo de Tehuantepec, para desde allí frenar a los migrantes y el contrabando de droga que intentan llegar hasta la frontera norte. ¿Será posible que AMLO esté de acuerdo con lo que señala este personaje? Sería totalmente contrario a las necesidades de recuperación del país y de los mexicanos, sobre todo para una política migratoria de derechos humanos. Sería muy preocupante que las obras del Istmo se desvíen de sus objetivos en relación con el desarrollo de la región para ahora resolver los problemas del vecino del norte para lo cual requiere mover la frontera sur del país hacia el Istmo de Tehuantepec, y así dominar militarmente los movimientos migratorios y supuestamente disminuir la drogadicción en Estados Unidos.

Habría que revisar con mucho cuidado las confesiones de Ken Salazar cuando señala que “mi foco ha sido en el Transoceánico… ahí están las llaves para resolver los problemas que tenemos ahora sobre el flujo de la migración al norte” ( Milenio). Es momento de recordar lo señalado por AMLO al quejarse de que el país vecino financia a varias organizaciones de la sociedad civil que se han dedicado a cuestionar a su gobierno, por lo que lo considera una intromisión en los asuntos internos del país.

Este es un momento clave si se quiere evitar que Estados Unidos a través de las inversiones trasnacionales desvíe nuevamente el camino del país en su búsqueda de desarrollo independiente y soberano que le permita superar las históricas asimetrías económicas.

AMLO tiene claro que el futuro del país pasa por mantener incólume la soberanía en todas las decisiones, cueste lo que cueste. Ojalá que se unieran todas las fuerzas políticas y económicas y entendieran el momento clave que vive el país y dejaran a un lado tanta inquina y odio.