Domingo 22 de mayo de 2022, p. 8
Tlaxcala, Tlax., Las indígenas discapacitadas experimentamos discriminaciones aún mayores que nuestras hermanas
, tanto por las instituciones, como por gobiernos; de hombres e incluso en las comunidades, expusieron Olga Montúfar Contreras, presidenta de la Red Regional de Mujeres y Niñas Indígenas y Afrodescendientes con Discapacidad de América Latina y el Caribe, y Rosa María Montano Ullune, de la fundación Untak Misak (Colombia).
En entrevistas por separado, las activistas coincidieron en que enfrentan segregación por ser mujeres, indígenas y discapacitadas. Sin embargo, todo esto, lejos de debilitarlas, asegura, las ha hecho más fuertes y las ha llevado a levantar la voz en defensa de sus derechos.
Montano, quien pertenece al pueblo misak o guambiano, padece osteogenia imperfecta –también conocida como huesos de cristal
– y expuso que pese a su padecimiento genético, es independiente. Vivo sola, tengo trabajo, me mantengo, puedo hacer mis oficios diarios, mi rutina de aseo, lavar y cocinar
.
No obstante, para su familia esto fue difícil porque además de ser menor de edad, tenía una enfermedad discapacitante. En la comunidad les decían a sus padres que habían tenido una niña enferma
debido a algún tipo de maldición y llamó a las familias a no dejar de respaldar a las infantes en estas condiciones.
Montúfar, quien también es titular de la Red Global de Personas Indígenas con Discapacidad y padece esclerosis, dijo que la vida de las mujeres indígenas en esa condición es “compleja. Somos personas que vivimos en interseccionalidad, porque están conjugadas varias identidades. Somos mujeres, originarias y con discapacidad.
El problema es que las políticas públicas tienen un enfoque estandarizado sobre identidades, es decir, tenemos políticas para las mujeres, para personas con discapacidad y para mujeres indígenas. Nosotras, para ejercer un derecho, tenemos siempre que estar analizando cuando una garantía individual como persona con discapacidad no afecta nuestro derecho colectivo como personas indígenas
.
Al no haber medidas públicas que tengan una identidad con pertinencia cultural y que respete las garantías de las personas con discapacidad, por supuesto, complica el ejercicio verdadero
de nuestros derechos.
Con la pandemia de covid-19, incluso se afectó a los niños originarios con alguna discapacidad, sobre todo a las niñas, pues limitó la continuación de sus estudios. Las personas en esta condición, en especial mujeres y niñas, en muchos países somos un capítulo olvidado
.
Celebró que en la consulta regional de la recomendación 39 de la Cedaw hayan asistido cuatro mujeres indígenas discapacitadas: ella, en representación de México, y Rosa María, de Colombia, así como otras de Nicaragua y Puerto Rico.