Las pesquerías son sistemas conformados por elementos socio-económicos (agencias de gobierno, pescadores y pescadoras, industrias, etc.) y biofísicos (ecosistemas, fenómenos climáticos, etc.). Ambos componentes se relacionan entre sí, pero es difícil predecir las consecuencias de estas interacciones, lo que genera incertidumbre al momento de gestionar las pesquerías.
Uno de los retos es preparar a las pesquerías para mantener su funcionalidad a pesar de eventos inesperados. Esto incluye pronosticar la distribución y abundancia de las especies, y considerar la incertidumbre asociada a aspectos sociales como la pandemia o los mercados internacionales, que influyen sobre la actividad pesquera. Estrategias como pescar diferentes recursos, darle valor agregado, identificar actividades complementarias, entre otras, pueden favorecer la resiliencia de las pesquerías.
En la península de Baja California, varias pesquerías han empezado a tomar acciones para crear resiliencia y alcanzar un aprovechamiento sostenible. Algunas comunidades pesqueras, en colaboración con organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas y agencias de gobierno, han iniciado acciones para caminar hacia la sostenibilidad y resiliencia.
Las cooperativas Ensenada, Puerto Canoas, Buzos y Pescadores y California, están desarrollando proyectos de maricultura de conservación. Con ello, diversifican las actividades productivas de las comunidades, aumentan la producción, y apoyan la repoblación de especies de abulón. En conjunto, estas acciones favorecen la resiliencia de las pesquerías.
Marcaje de abulones para repoblación de especies de importancia comercial
Las cooperativas Buzos y Pescadores, Ensenada, Progreso, California e Isla Guadalupe, han establecido zonas de protección para especies marinas. Esto permite la recuperación de poblaciones y sirve de reservorio cuando el resto del sistema se ve afectado por impactos ambientales. Estas zonas pueden establecerse a través de canales oficiales y, en ocasiones, por las cooperativas, aunque no poseen carácter legal. El desarrollo de estas herramientas es promovido y apoyado por organizaciones de la sociedad civil y por instituciones académicas. Su establecimiento implica que las cooperativas desarrollen grupos de buceadores monitores, disminuyendo así su dependencia de las agencias oficiales; estos grupos son capacitados con estándares científicos y con perspectiva de género, con beneficios como la documentación de cambios en el sistema, educación, empoderamiento, liderazgo y mejor toma de decisiones.
También se han creado y apoyado grupos de conservación y monitoreo dentro de sus organizaciones. Algunas de las actividades que desarrollan estos grupos incluyen el monitoreo ecológico submarino, como el de las Sirenas de Isla Natividad. Otro ejemplo es el grupo MOCOES (grupo de Monitoreo y Conservación de Especies) de la cooperativa Ensenada que, además de monitoreo, participan activamente en la integración y análisis espacial y temporal de las capturas de erizo rojo.
También está el grupo MoCas (Monitoreo Californias) de San Ignacio, que promueve reservas marinas y evalúa el impacto en su producción. La información y las actividades que generan estos grupos se ha sumado a proyectos de mejora pesquera, artículos científicos internacionales, pero, sobre todo, les empodera en la toma de decisiones de sus organizaciones.
Monitoreos ecológicos para evaluar la efectividad de las reservas (MEXCAL)
Las cooperativas Esteban Cantú y el permisionario Litoral, en conjunto con académicos y autoridades, están gestionando la restauración de los bosques de macroalgas. Estos bosques son reconocidos por su papel ecológico y económico para la región. En ellos habitan múltiples especies de interés comercial como langostas, abulones y erizos. Estos ecosistemas se han reducido, presumiblemente debido al efecto del cambio climático. En fechas recientes, se ha implementado un sistema de pensamiento complejo, en contraposición a esquemas previos enfocados en las especies de interés, que ha permitido crear un proyecto que busca el bienestar social de la región a través de mejorar la producción pesquera y, para ello, se está buscando la restauración de estos bosques submarinos.
No existe una fórmula secreta que nos indique paso a paso cómo lograr la resiliencia en las pesquerías, pero sí existe evidencia sobre las estrategias que pueden llevarnos en esa dirección. Varias pesquerías han dado pasos importantes hacia la resiliencia, desafortunadamente estos avances aún son insuficientes y no son generalizados. Por ello, es importante explorar nuevas estrategias, cada vez más soportadas por el aprendizaje y enfocadas en el sistema, más allá de variables específicas. •