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Ha muerto un compositor que es gigante
 
Periódico La Jornada
Viernes 20 de mayo de 2022, p. 7

Bastan tres acordes para afirmar: ¡Vangelis!

Pocos compositores en toda la historia de la música han conseguido tan inusual logro.

Si escuchamos dos compases de Mozart, sabemos de inmediato que se trata de él.

Pero no sucede con todos. Es más, hay quienes si no son los cinco primeros compases de su Quinta Sinfonía, no lo reconocen de inmediato: Beethoven.

Evángelos Oydyssías Papathanassiou, quien pasó a la historia con el nombre de Vangelis, es el creador de un sonido. He ahí su virtud mayor.

Por eso la gente lo reconoce en los primeros tres acordes.

Vangelis es creador de un estilo, personalísimo, original, único.

Su sonido crea atmósferas, edifica ambientes, dibuja paisajes sonoros, plantea pasajes donde el escucha siente, tiembla, se estremece de placer y de poesía.

Sonido poético. Ese es Vangelis.

Otra de las cualidades que distinguen a compositores que son gigantes, es su condición de inclasificable.

Porque Vangelis ni es autor de música electrónica ni creador de ambient ni mucho menos autor de grandes éxitos.

Los medios de comunicación pifian a lo lindo al reducirlo como autor de Carros de fuego y Blade Runner y del himno del Mundial de Futbol de 2002.

Es injusto reducirlo a eso.

Su periodo amplio como autor de música para cine (que no es lo mismo que autor de soundtracks) es solamente una de sus muchas especialidades. En ese territorio, podemos compararlo con el mismísimo Ennio Morricone, otro gigante creador de sonido, porque su música no acompaña ni adorna ni es soundtrack de nada: forma parte de la dramaturgia y el mejor ejemplo de eso es el trabajo que firmó con Ridley Scott: Blade Runner tiene en la música uno de sus personajes principales.

La discografía de Vangelis es descomunal. A partir de su impresionante partitura titulada L’apocalypse des animaux, con el que irrumpió en la veleidosa industria discográfica, tenemos obras maestras que merecen atención una por una (en una emisión próxima del Disquero de La Jornada lo haremos), pero por lo pronto recomiendo el clásico China; el hermoso Nocturne, con su obra para piano; Antarctica; la serie de discos que grabó con Jon Anderson, el cantante del grupo Yes, y los bellísimos álbumes que firmó con Irene Papas, entre ellos: Rapsodies.

Ha muerto un compositor que es un gigante.

Requiem.