ebanhi traía condones en su bolsa, pero por respeto
a su familia la comentarista de una televisora local no dice el nombre del adminículo. Ya para ello ha ofrecido a la teleaudiencia, como gran novedad, videos que le han dado tres vueltas al planeta donde a la joven hallada muerta en la cisterna del motel Nueva Castilla se la ve, viva, en diferentes momentos.
Una adolescente que ha tomado licor, que busca una fiesta para divertirse, que además se interna en un motel y que, para colmo, trae condones en su bolsa, ¿no es responsable de cualquier violencia de la que se la haga objeto, y aun hasta de perder la vida a consecuencia de cualquier crimen? En una presentación infame como esa, sí, la víctima es la responsable de todo lo que le haya podido pasar. De esa manera, la comentarista y su medio colaboran con la autoridad para que la muerte de Debanhi, si no es vista como accidente, quede en la opinión de la sociedad la idea de que ella buscó su propio fin. Repugnante.
La hipocresía y los prejuicios cultivados por políticos, providas y medios tradicionalistas tornan difícil la vigencia y la defensa plena de los derechos humanos y propician que la impunidad sea la reina del tablero penal. No hay mayor estímulo a la impunidad que la deficiente investigación de desapariciones, feminicidios y crímenes en general que han venido marcando la violenta realidad cotidiana que viven los habitantes de Nuevo León, por más que sus autoridades se empeñen en minimizarla.
Los gobiernos de Nuevo León han cifrado su crecimiento económico –que no desarrollo– vendiendo al estado como santuario de seguridad y condiciones sociales a los inversionistas, sobre todo si son extranjeros. De aquí la tendencia a la simulación y al sacrificio de derechos –sobre todo laborales– y márgenes de justicia social y de justicia a secas para la mayoría.
Las familias de las víctimas, que han visto traducir esa política en investigaciones carentes de rigor y sobradas de movimientos sospechosos, han recurrido a peritos privados en busca de la verdad y de elementos para robustecer su demanda de justicia. Así han obrado los padres de Debanhi Escobar y Yolanda Martínez, dos de las mujeres denunciadas como desaparecidas y al cabo halladas muertas en condiciones cuya versión oficial no convence a esas familias ni a la comunidad.
Dos semanas después de que Debanhi fue hallada en el motel Nueva Castilla, esta empresa entregó un video en que se ve a la adolescente caminar en dirección de la famosa cisterna. Y allí se corta la grabación. Con anterioridad se había dicho que no había grabaciones disponibles. Eso y cualquiera otra cosa pudo haber aducido la empresa. No se giró orden de cateo del inmueble y todo se dejó a la buena voluntad de sus propietarios.
Como ya es de dominio público, los videos pueden ser manipulados y es dable quitar o sustituir objetos sin que, en una vista no entrenada, se advierta el resultado de la manipulación. La grabación incompleta donde se ve a Debanhi deambulando por donde supuestamente cayó facilitó a las autoridades fortalecer la hipótesis de muerte accidental.
Las autoridades forenses de la Federación colaboran ya con las de Nuevo León a partir de la necropsia que le fue practicada por éstas al cadáver de Debanhi y la que contrató su padre por fuera. Se trata de determinar las causas externas que le produjeron la muerte.
La pregunta es si la forma en que fue hallada en una de las tres fosas de la cisterna puede dar a la hipótesis del accidente la lógica que no tiene y en la que el sentido común no puede creer. En una de esas fosas Debanhi apareció sin sus tenis puestos, bien sujetos como estaban a sus tobillos como puede verse desde su foto inicial, y en otra fosa de la cisterna, a distancia considerable de aquella, su bolsa y su celular.
Respuesta similar a la del padre de Debanhi ha sido la del padre de Yolanda Martínez. Su cadáver fue encontrado en un predio baldío después de 38 días de haber desaparecido. A su lado fueron encontrados dos frascos de veneno. Hasta ahora los exámenes toxicológicos del servicio forense no han sido dados a conocer. La percepción es que tales frascos fueron sembrados
. En el sepelio de Yolanda, así lo declaró Gerardo Martínez al afirmar, por tanto, que el de su hija fue un feminicidio.
El gobernador Samuel García ha llamado a la fiscalía del estado a actuar con mayor eficacia; del titular de la dependencia ha recibido respuesta pública cuestionándole la manera de dirigirse a él por las redes sociales.
Estos hechos configuran un estado de inseguridad que se ha visto reflejado, sobre todo, en una acentuada espiral de violencia contra las mujeres. La escultura llamada Antimonumenta (el símbolo de Venus adoptado para identificar al género femenino) fue desaparecido, si bien brevemente, pues se la recolocó poco después. Esta escultura fue colocada frente al palacio de gobierno para exigir al Ejecutivo la atención debida a los casos que involucran esa violencia. Ayer varios colectivos de mujeres se manifestaron, a pesar de anuncios intimidatorios del gobierno, contra sus efectos incontenibles.