Jueves 12 de mayo de 2022, p. 6
Entre lo místico, lo ritual y lo simbólico discurre La nitidez del negro, la más reciente exposición del escultor Jorge Ismael Rodríguez (Ciudad de México, 1960), quien con ella se ha propuesto apelar a las sensaciones más que a las representaciones. Lo que busco a través de los objetos son referencias emotivas o simbólicas
, afirma.
Conformada por 11 esculturas en obsidiana, varias realizadas con decenas de piezas de ese material volcánico y una inusual de casi 700 kilogramos, la muestra se presenta durante mayo en Chicontepec 70, colonia Condesa, un edificio de los años 40 del siglo pasado que fue restaurado y remodelado por el propio artista.
A la exhibición se puede asistir previa cita por WhatsApp al número 5543519691. Además, el creador dirige una serie de actividades artísticas los sábados de 12 a 16 horas y, para clausurar la muestra, el 28 de este mes realizará un performance a la misma hora.
Una de las razones por las que hice esta exposición es porque, luego de la pandemia, ya quería volver a estar con mis amigos, con la gente, vernos de cerca, tocarnos. En ese sentido, esta muestra tiene una intención reivindicativa de lo humano
, dice el artista, quien emplea la obsidiana en su trabajo desde hace un cuarto de siglo.
Con algunos periodos de distanciamiento, las esculturas que presenta ahora son de confección reciente. La más antigua la elaboró hace unos cinco años y la más nueva tiene apenas un mes.
“Hace unos 25 años tuve mi primer encuentro con la obsidiana; la he investigado y ella me ha ido enseñando en el camino. Me ha permitido ser más humilde, porque el artista que hace representación como yo –en mi principio, que vengo de la estatuaria–, tie-ne que estar muy entrenado para que el material haga lo que uno quiere. Uno va a transformar el barro, la plastilina o la piedra en lo que uno desea y, en esa decisión, es un poco ser pariente del proceso de Dios, es el ser creador”, explica en entrevista.
En este paso hacia la obsidiana lo que he hecho es dialogar con ese objeto mágico y místico. Empiezo a tocarla y se va transformando, aunque es ella y no yo la que decide por dónde debo de ir. Es decir, no estoy trabajando sobre lo preconcebido, sino sobre los destinos que me va señalando la piedra.
Para el artista, quien también ha incursionado en el performance, la obsidiana posee valores atávicos al estar en la memoria más poderosa de la historia antigua de nuestro país, entre otras referencias a través de Tezcatlipoca, el dios supre-mo mexica.
La describe como un material complejo para trabajar, pero también con la propiedad de dar la impresión de que guarda en sí el reflejo de la persona que la observa. En ese sentido, destaca que sus piezas son muy diferentes, únicas, para cada quien, al mostrarle su propio reflejo y el de su entorno.
Esta es una particularidad, según el artista, que permite que el público no sea neutral, un mero espectador, sino un simbionte que se convierte a fuerza en parte de la exposición.