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Musicalizan la relación epistolar entre Andrés Segovia y Manuel M. Ponce

Las misivas del guitarrista y el compositor describen momentos apasionantes y comprometedores

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▲ El guitarrista Raúl Zambrano y el actor Fidel Monroy presentarán su espectáculo Querido Manuel, los días 23 y 24 en el Centro Nacional de las Artes. En imagen se ve a Zambrano en entrevista con La Jornada en 2011.Foto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Jueves 21 de abril de 2022, p. 6

El guitarrista español Andrés Segovia (1893-1987) y el compositor mexicano Manuel M. Ponce (1882-1948) crearon el mundo de la guitarra clásica como lo concebimos ahora, expresa el guitarrista Raúl Zambrano quien, junto con el actor Fidel Monroy, protagoniza Querido Manuel, espectáculo que parte de las cartas que el zacatecano recibió del linarense a lo largo de una amistad de 25 años. El concierto escénico se presentará los días 23 y 24 de abril en el Centro Nacional de las Artes.

En la obra, de una hora de duración, se pretende mostrar la profundidad de toda relación que hay en el arte entre un creador y un intérprete que es ese salto al vacío, es decir, el momento de la creación musical, detalla Zambrano en entrevista. Al revisar las 129 misivas incluidas en el libro bilingüe The Segovia-Ponce Letters (Editions Orphee), de Miguel Alcázar, Zambrano y Monroy trazaron la trayectoria de ambos músicos.

Sólo se conservan las cartas que Ponce recibió de Segovia, ya que la casa de este último fue saqueada durante la Segunda Guerra Mundial y las enviadas por el zacatecano se perdieron, al igual que una voz en este diálogo epistolar. En el espectáculo, esa voz perdida se remplaza con la música a la que respondía Ponce cada que Segovia le escribía para pedirle algo, apunta Zambrano. En el escenario, el guitarrista y el músico se sientan el uno frente al otro, y Monroy aparenta escribir una carta, mientras Zambrano le contesta con música.

La idea, además, es mostrar la manera en que dicha relación artística, laboral y afectiva, incide en el repertorio de Ponce, quien compone para el primer gran guitarrista del siglo XX sin dominar ese instrumento, señala el entrevistado, quien ha dedicado mucho tiempo al estudio de la obra del autor de Estrellita. Zambrano cree que Ponce no hubiera escrito tan hermosa música si no hubiera tenido enfrente a esa persona, que era su amigo y al mismo tiempo un gran guitarrista.

Reconoce que es hasta cierto punto delicado publicar un epistolario porque cuando uno escribe una carta no piensa en la posteridad. Uno se confiesa. Hay misivas muy comprometedoras en el libro que publica Alcázar, al grado que Segovia le pide a Ponce destruirlas después de leerlas. En ellas se viven momentos apasionantes, como el periodo entre conflictos bélicos, cuando está por estallar la Segunda Guerra Mundial, el exilio español y también las relaciones amorosas de cada quien.

Segovia y Ponce se conocieron cuando el primero vino a México en 1923 a dar una serie de conciertos. Como Ponce también era crítico musical le hizo una reseña. Al conocerse, Segovia le encargó una obra. Su amistad se afianzó durante el periodo que Ponce pasó en París, de 1925 a 1933. Al regresar Ponce a México, sus caminos ya no se cruzaron tanto, aunque mantuvieron una relación profundamente cercana.

Más que el número de obras que compuso Ponce para Segovia, llama la atención que el zacatecano escribió en todas las formas y todos los estilos. La guitarra es un instrumento que llega tarde al concierto de la música clásica. Siempre estuvimos como alejados, exiliados. Entonces, no hay un verdadero repertorio ni barroco, ni clásico, ni romántico. Lo que Ponce escribió de una manera perfecta y precisa para el instrumento son las suites barrocas que podrían pasar por serlo, son un homenaje fantástico.

En uno de los textos del espectáculo se lee: “Quiero que me hagas unas variaciones brillantes sobre el tema de las Folias de España, en Re menor... en un estilo que linde entre el clasicismo italiano del siglo XVIII y los albores del romanticismo alemán... Quiero que esta obra sea la mejor pieza de esa época, el pendant de las de Corelli para violín sobre el mismo tema…”

El pianista Carlos Vázquez, alumno de Ponce, fue el heredero musical del compositor, quien murió sin dejar descendencia, apunta Zambrano. En 1998, para conmemorar el 50 aniversario del fallecimiento de su maestro, Vázquez cedió los manuscritos que conservaba de Ponce a la biblioteca de la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El concierto escénico Querido Manuel se presentará los días 23 y 24 de abril en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes, Río Churubusco 79, colonia Country Club.