Opinión
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Isocronías

Una pequeña fábula

A

caso escribir poesía, se dijo, no sea sino la forma más elemental de pedir perdón o, paradojalmente, de no (tener que) pedirlo.

Acaso no perdón, aventuró, quizá lo que se pide, lo que se solicita (lo solicita quien la escribe, lo solicita, puede ser, la poesía misma) es comprensión. Ah, qué la paradoja, exclamó algo bromeando. ¿Tal lo que solicita la poesía? ¿No más bien la ofrece, la comprensión?

Ahora, si de perdón se trata, volvamos al principio, continuó, ¿de qué perdón se pide? Dicho en gradación: de lo malhecho, de lo a medias hecho, de lo por omisión nunca emprendido. Eso es clarísimo, creyó admitir, pero hay un pero: ¿no es que quien poesía escribe de alguna manera ruega ser perdonado/a de vivir, de –según el clásico– haber nacido, y peor todavía: de morir, de un día como si nada, ora sí que como si nada, irse?

Yo te comprendo, dice la poesía, se dijo, o eso me digo. Mas quien escribe poesía imposible es que siempre esté demandando tal aseveración del arte al que se aboca. No es, no puede ser, el niño que constantemente le jala la falda a su madre en procura de que ésta le haga caso. Debe esperar y, lo más difícil, saber esperar. No: saber comprender.

Ultimadamente, pretendió concluir, escribir poesía, dedicarse a este oficio que no pocos (pa’ que rime) encuentran de locos (y locos hay que piensan que sublime, pa’ que siga rimando) tiene, conlleva, la generosidad de la comprensión, aunque ante todo la exigencia de, ¿sabes?, no tanto comprender como saber hacerlo –bastantes, ¿qué tal tú?, se equivocan–: comprender.

La poesía, si algo, es comprensión (no quiso desasirse de esa tabla), mas si te fijas comprender es de alguna manera saber. La palabra sabiduría suena excesiva y debe naturalmente con respeto ser tratada; sin embargo es imposible no comprender que en toda comprensión un grado hay, un grano, una semilla, de sabiduría –que como por sensibilidad vuela sobre el entendimiento, se lo salta, y llega (metafóricamente llega, pero llega, tanto idealmente como en los hechos llega) a ese, no hay contradicción, a la vez que mínimo excelso saber.

Y así esa noche, al menos esa noche, nuestro personaje pudo dormir parece que tranquilo.