Martes 19 de abril de 2022, p. 9
Durante cerca de una década, las nalgas de Channing Tatum han sido vistas en la gran pantalla en toda clase de títulos. Desde Magic Mike y su secuela, haciendo una aparición en Foxcatcher, hasta The vow. No es de sorprender que sus glúteos sean el centro de su nueva película, una comedia romántica de acción y aventuras llamada La ciudad perdida, en la que comparte créditos con Sandra Bullock, Daniel Radcliffe y Brad Pitt.
Además de sus atributos físicos, Tatum es uno de los actores más versátiles de Hollywood. La ciudad perdida será el segundo gran título del actor este año, precedida por Dog, lo que habla bien del cada vez mayor espacio que Channing se ha hecho para sí mismo en casi dos décadas. En parte se debe a un buen sentido del negocio, pues ha sabido cultivar gran cantidad de seguidores gracias a sus películas de amigos, romances, buenas historias y extrañas combinaciones, sin descartar su carisma, formado de sensibilidad y sexualidad.
Sin embargo, reducir a Tatum a esa narrativa no le haría justicia. Desde que comenzó a hacer piruetas en la película noventera Step up, se ha aferrado a su imagen de corte de carne fino, lo que no siempre ha sido fácil. Sus primeros papeles parecen un repiqueteo del actor inestable feliz de estar trabajando. La cara de Tatum es la un modelo de Abercrombie & Fitch, alguien que podría estar detrás y en silencio, probablemente atrayendo interés en un video de Mariah Carey.
Una cinta casera del pasado de Tatum dio un giro a su carrera. De pronto, la pregunta ¿este tipo solía ser stripper? invadió los titulares de Estados Unidos. Su historia es extravagante: era un vagabundo de Florida de clase trabajadora, cuyo cuerpo era su único recurso sobresaliente. Como adolescente con educación limitada, trabajó limpiando y reparando techos, y en 1998 también fue un bailarín exótico conocido como Chan Crawford.
Una década después, cuando las imágenes se hicieron públicas, Tatum se dio cuenta de que en ese punto de su carrera su pasado era lo más interesante en él. Daba un poco de grima, pero era realmente bueno para mover el cuerpo con muy poca ropa. Abrazar su pasado en lugar de huir de él fue su movimiento más inteligente. La muestra está en dos cintas de 2012: 21 Jump Street y Magic Mike, que además se inspiró en su época de bailarín, permitiendo al actor ser vulnerable y rudimentario en lugar de llorón y taciturno.
En la aclamada Foxcatcher, de 2014, Tatum casi se roba las cámaras interpretando al solitario atleta olímpico que ha trabajado su cuerpo pero se ha olvidado de desarrollar todo lo demás. La película destila las bondades de Tatum, pues es de andar pesado y tiene el cuerpo de Supermán, pero también un corazón de oro. Una mezcla potente de bruta masculinidad y delicada astucia.