Integrantes del Centro de Producción de Danza Contemporánea (Ceprodac) del Instituto Nacional de Bellas Artes mostraron este martes y miércoles los procesos creativos de las propuestas dancísticas Mujer es mar-océano y Oriones (a la vista de Lavista), en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo. 

Mujer es mar-océano es un estreno y se presentará el trabajo en progreso de la pieza. Oriones forma parte del repertorio de la agrupación, y se mostrará su desarrollo creativo.

Marco Antonio Silva, director artístico del Ceprodac explica que, si bien cada obra tiene su propia esencia, ambas coinciden en la exploración del cuerpo.

El punto de concordancia es la música contemporánea, con sus sonidos, silencios, melodías, respiraciones, valores e imágenes que se traducen en un paisaje dancístico integrado por 20 cuerpos entrenados e integrados, con el deseo e intención de transitar más allá de la referencia que puede imponer el género.

Para el maestro Silva se trata de compartir con el público la razón e intuición de dos elencos de diez bailarinas y diez bailarines, uno femenino y otro masculino, que coinciden en la exploración del cuerpo por medio de las dinámicas que el movimiento propone gracias al encuentro y al diálogo.

Tiene el objetivo de enriquecer, mediante el intercambio de visiones y puntos de vista, la experiencia de ambos participantes. Partiendo de la idea de que el ritual convoca y la poesía evoca, estamos convocados en un lugar a una determinada hora y a partir de allí la poesía de la música y el movimiento establecerán el vínculo para dialogar y encontrarnos en algún punto del camino. Compartir experiencia, percepción, información y transformación, colocar frente a nosotrxs y a los otrxs la propia vulnerabilidad y fortaleza de cada uno.

La pieza Mujer es mar-océano está inspirada en Gabriela Ortiz, Marcela Rodríguez, Nubia Jaime, Jimena Contreras y Natalia Ángel, cinco compositoras que a través de los sonidos y silencios reflejan diferentes aspectos de la fortaleza femenina. Aborda el empoderamiento femenino, la reivindicación de su cuerpo y sexualidad, así como la deconstrucción de la imagen de la mujer, ligada a arquetipos de alteridad, sumisión y maternidad.

Oriones cuestiona los estereotipos de masculinidad y de ese modo inspira a rescribir aquellos modelos o patrones de conducta que resultan limitantes y excluyentes.