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Negocios y empresas

Tiendas de raya

E

l proyecto aprobado por la Cámara de Diputados en marzo 17 de este año sobre la cobranza delegada regresa a nuestro país a las tiendas de raya en la época porfiriana. Por esta razón, Andrés Manuel López Obrador rechazó la propuesta de ley.

Como bien se sabe, las haciendas y fábricas de finales del siglo XIX contaban con una tienda de productos básicos y los obreros y campesinos recurrían a la compra a crédito para sobrevivir, ya que no contaban con recursos suficientes para pagar al contado. El problema es que el crédito nunca se podía pagar completamente.

Ahora, el esquema se repite bajo la figura de contrato de crédito con cobranza delegada. Se trata de un financiamiento que pueden solicitar los trabajadores en la que el salario queda como garantía y la institución en donde laboran descuenta el préstamo más los intereses de los recursos del empleado. De esta manera el asalariado recibe un ingreso mermado que, a la larga, no le alcanzará para sobrevivir.

Aparentemente esta figura permite la inclusión de los sectores menos favorecidos al sistema financiero, lo que representa una ventaja para conseguir tarjetas, seguros y dinero a costos competitivos. Sin embargo, en la práctica se convertirá en una cadena de la cual no se podrá librar el trabajador porque cada vez recibirá una parte menor de su ingreso.

Además, no sólo participarían de este negocio instituciones reguladas, como son los bancos con tasas de interés de mercado, sino Sofomes y otras instituciones no reguladas, ligadas a líderes sindicales, a empresas o a grupos de poder, quienes convencerían a los trabajadores de contratar el crédito con su apoyo, con costos impagables con el salario base.

La mejor descripción de este proceso que puede regresar al mercado mexicano se encuentra en el corrido El barzón: “Se me reventó el barzón y sigue la yunta andado. Cuando acabé de piscar, vino el rico y lo partió, todo mi maíz se llevó, ni pa’ comer me dejó. Me presentó aquí la cuenta… y ahora vete a trabajar pa’ que sigas abonando”.

Los legisladores no pueden avalar un proyecto de este tipo. Hay que recordar que el diablo está en los detalles y, en este caso, los detalles de la propuesta van en contra de la clase trabajadora.