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Una cosa es rapear con mi acento y otra hacer música que suene al lugar de donde vengo: Skinner
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▲ El rapero británico quería que lo vieran con sus delirios egomaniacos.Foto tomada de Facebook
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de marzo de 2022, p. a12

Mike Skinner aprendió a la mala que el romance y la brutalidad vienen de la mano. En su autobiografía de 2012, The Story of the Streets, el rapero británico recuerda que cuando “un adolescente musculoso y enojado de Birmingham te dice: ‘está bien, puedes quedarte con ella, no me importa’, se trata en realidad de un código para advertir: ‘Si te acercas a ella, me voy a molestar de verdad, y voy a buscar una pelea contigo por la que nunca voy a tener que explicarte razones’”.

Hace 20 años, el álbum Original Pirate Material utilizaba el encanto arrogante y la ingenuidad de Skinner para hablar de una banal y fascinante Gran Bretaña. Antes de convertirse en uno de los personajes principales de Reino Unido, el rapero llevaba una vida de sexo, drogas y sin trabajo, según retomó The Independent. Había crecido en una casa en los suburbios de Birmingham, practicando su rap y dando forma a sus obsesiones con un teclado Casio, cintas y versos inspirados por LL Cool J.

De adolescente ya estaba detrás de un micrófono, perfeccionando imitaciones de rimas y bombardeando a sellos neoyorquinos con demos. La respuesta de que la escena estaba suficientemente repleta sin tener que abrir sus fronteras, también le trajo una revelación. Una cosa era rapear con mi propio acento, y otra hacer música que sonara igual que el lugar del que yo venía, escribe Skinner en sus memorias.

El truco fue combinar las historias de su amada costa Este del hip-hop con los beats de garaje de su ciudad en su primer sencillo Has It Come to This?, además de una crónica de la vida cotidiana para evangelizar acerca de las comodidades de la decadencia urbana.

Muchos de los mitos alrededor de la formación de rap The Streets permanecen sin explicación, especialmente los del propio Skinner. “No soy muy buen rapero –comienza su autobiografía–; nunca ha habido dudas sobre cómo produzco, pero sobre cómo rapeo, es más bien: ‘tiene el derecho de hacerlo porque sus beats son bastante buenos’”.

Poeta de pueblo

Los momentos más elevados del Original Pirate Material pudieron haber alterado su imagen de poeta de pueblo, pero él era demasiado entrañable para fallar. Skinner rara vez trataba de ser agradable, o incluso accesible, quería que lo vieran con sus delirios egomaniacos.

A pesar de todos sus encantos, el álbum nunca fue un punto de inflexión posgaraje. Sin embargo, la influencia de Skinner sí llegó a nuevos músicos. Un joven Alex Turner declaró haber caminado la cuerda floja entre este rapero y Jarvis Cocker. También la sensibilidad de The Streets se ha sembrado en el inconsciente del comentario social inglés.

Skinner temió que el álbum fuera una chiripa. Se embarcó en un viaje de gurús de escritura, a terapia de comportamiento cognitivo, a historia del arte, en busca de un anclaje lírico. Eso lo llevó a un conjunto de manuales para escribir canciones cuya sabiduría inspiró muchos temas que perduran y muchos otros que no.

En 2004 surgió A Grand Don’t Come for Free para asegurar su legado, pero Original Pirate Material definió un momento por sí mismo. En 2002, el disco penetró en una cultura inmersa en la política aspiracional, mientras movimientos de rock, britpop y gangasta rap se vieron acorralados para hacer eco del credo neoliberal: la clase baja no irá a ningún lado, pero tú puedes salir de ella si te mueles lo suficiente.

Al final de la cadena, encogiéndose de hombros y con resaca, garabateando notas en aviones de papel, había un hombre determinado a rechazar la rutina aspiracional. Original Pirate Material fue la entrega de Skinner desde las barricadas de la resistencia, vigilando lo que le queda a todos los que vienen detrás.

El tema Stay Positive, que cierra el álbum, pareciera predicar el individualismo: “I ain’t helping you climb the ladder, I’m busy climbing mine...” (No te ayudaré a subir la escalera, estoy ocupado escalando la mía...), pero en esa época, dichas palabras habían instalado el mensaje contrario: que ningún flojo desangelado, por más confuso, enojado o maltratado, estaba fuera de redención.