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Sonido local apacigua grito homofóbico; FanID, con muchas demoras
 
Periódico La Jornada
Viernes 25 de marzo de 2022, p. a10

El ingreso al estadio Azteca avanza lento por los principales accesos. Un pequeño laberinto formado con vallas metálicas dirige a los aficionados de México y Estados Unidos, con boleto en mano, al registro de su código QR. Se trata del estreno del sistema de identificación digital o FanID, impuesto por la Federación Mexicana de Futbol (FMF), para localizar y castigar a quien realice el grito homofóbico.

El tiempo de llegada y salida en las carpas de registro, montadas a un lado de los torniquetes, es en promedio de 5 a 10 minutos. La demora se triplica conforme se presentan errores en la captura de datos o fallas en la señal, que obligan a los responsables a actuar rápido. Lo que sigue después es una larga fila para el último filtro de seguridad, donde el personal de vigilancia escanea los códigos y coteja que los datos correspondan con los boletos.

Las horas previas al llamado clásico de la Concacaf se resumen en eso. El clima cambia cuando aparece un centenar de aficionados estadunidenses, cantando por el estacionamiento a todo grito: ¡Dos a cero! ¡Dos a cero!. La primera provocación de la noche tiene una respuesta tímida del lado mexicano, casi imperceptible, pero da señales de lo que puede venir después: ¡eeeh, putos!

En redes sociales, los aficionados tricolores preparaon un boicot durante la semana para afectar los intereses de los altos mandos de la FMF, castigados más de una vez por la FIFA, utilizando los hashtags #GritaPuto y #MéxicoSinMundial. La convocatoria tiene eco por algunos momentos en las afueras del estadio Azteca, pero también en pleno partido. A los 38 minu-tos, el cuarto despeje del portero Zack Steffen provocó el primer grito y la intervención del sonido local para apaciguarlo.

Además de la advertencia de un castigo de cinco años sin entrar a los estadios, la FMF impulsó una campaña de videos, carteles gigantes y mensajes de concientización con el grito de ¡eeeh, México!, an-te el riesgo de un boicot. En la primera parte, los aficionados tricolores aceptan la tregua y guardan respeto por el rival, pero, conforme Estados Unidos domina a México y es mejor en el campo, retoman el ¡eeeh, puto! a manera de protesta.

Si el árbitro no detiene el partido, como ocurrió en anteriores ocasiones, es porque el trabajo del sonido local surte efecto y distorsiona lo que dicen desde las gradas. De otra manera, el Mundial estaba en riesgo.