Miércoles 23 de marzo de 2022, p. 5
Luego de construir buena parte de su vida en Estados Unidos –donde trabajaron durante años sin tener documentos–, muchos migrantes mexicanos de la tercera edad son deportados al país, donde quedan separados del resto de su familia, en un fenómeno de aislamiento que puede afectar gravemente su salud física y emocional
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Así lo indicó la investigadora universitaria Verónica Montes de Oca, especialista en temas de senectud, quien es una de las organizadoras y participantes del foro Población, migración y envejecimiento, el cual se realizará mañana en Durango con actividades presenciales y con mesas de carácter virtual.
En entrevista con La Jornada, la coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez (Suiev), de la UNAM, explicó que el conversatorio busca analizar los efectos de la deportación en los connacionales que alcanzaron una edad avanzada en Estados Unidos y de pronto son enviados de regreso a México por las autoridades de aquel país.
“Hay familias trasnacionales que se han visto separadas por la deportación, debido a las políticas antimigrantes de Estados Unidos. Muchas personas –tanto hombres como mujeres– viven en el aislamiento, en municipios muy apartados, tras la experiencia de haber migrado con o sin documentos”, indicó la también académica del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
Uno de los principales efectos de estas separaciones, expuso, ocurre en la salud mental de las personas de la tercera edad, quienes de repente se ven ante la imposibilidad de visitar a sus seres queridos por más de 10 o 15 años, y además se quedan sin los cuidados básicos que muchos de ellos requieren.
El foro se realizará hoy de 9 a 18:30 horas y puede seguirse a través de las redes sociales del Suiev.