Jueves 17 de marzo de 2022, p. 13
Guillermo Fernández-Maldonado, representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ONU-DH), reiteró las recomendaciones de instancias internacionales dirigidas a que el Estado mexicano se aleje del modelo de seguridad militarizada, retire de forma gradual a las fuerzas castrenses de las tareas de vigilancia y transite a un esquema de seguridad ciudadana.
Recordó que relatores especiales sobre ejecuciones extrajudiciales y tortura y el Comité contra la Desaparición Forzada de la ONU han alertado que mantener un enfoque militar expone a la población a abusos de las fuerzas armadas y de seguridad en un contexto de insuficiente rendición de cuentas en la jurisdicción militar y con retos muy importantes en la justicia civil, situación que impide el enjuiciamiento de efectivos militares acusados de haber cometido abusos graves
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Fernández-Maldonado participó en la presentación de un informe del Centro de Investigación y Acción Social por la Paz, en el que se reconoce la labor de cuerpos policiacos de ocho municipios que han logrado sostener bajos índices delictivos en México: Chihuahua, Chihuahua; Saltillo, Coahuila; San Pedro Garza García, San Nicolás de los Garza y General Escobedo, Nuevo León; Cherán y Tancítaro, Michoacán, y Nezahualcóyotl, estado de México, en el periodo 2010-2020.
Afirmó que la seguridad no es un fin en sí mismo, es el marco que el Estado tiene que garantizar para el libre ejercicio y disfrute de los derechos
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Santiago Aguirre, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, señaló que las policías comunitarias y municipales constituyen un eslabón insustituible en la producción de seguridad, que no puede llenar una fuerza federal con lógica de ocupación territorial
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De acuerdo con el informe, mientras en muchas ciudades y comunidades el crimen y la violencia siguen teniendo impacto dramático en el desarrollo económico, social y territorial, la mayoría de los recursos se asignan a la seguridad. Se prioriza así el uso de la fuerza y la violencia para combatirlos, pero no su prevención y tampoco se toma en serio la colaboración de la ciudadanía.