¿Cuál izquierda? // Morena, el peor ejemplo // Una nueva agrupación // Otra de Cuevas
n estos momentos es muy difícil hablar de una izquierda. ¿Cuál izquierda? Es la respuesta con la que se topa cualquiera que pretenda saber algo de las agrupaciones, partidistas o no, que luchaban por la justicia en todos los ámbitos y a las que se les ubicaba en contraposición a los organismos capitalistas.
El pragmatismo, veneno puro para las ideologías, casi siempre alejado de lo justo, pero regularmente aferrado a lo posible, fue menoscabando con sus triunfos
, los principios de las diferentes maneras de pensar, hasta que hoy es casi imposible hallar un partido político que se apegue, en su accionar, a ellos.
Por eso cuando se pregunta ¿cuál izquierda?, no hay respuesta rápida y es que en el panorama de los partidos no hay ninguno, en el caso de la izquierda que dé certeza ideológica a sus militantes. Tal vez el peor ejemplo sea Morena.
Este organismo, aún sin definición ideológica, cuenta con el mayor número de militantes y simpatizantes en el país porque representa el poder y el pragmatismo pervive cercano a él y porque lo encabeza Andrés Manuel López Obrador, quien ha sabido reclutar a la gente con proyectos de lucha simples y justos.
Pero parece que Morena no será una agrupación de larga vida. En esta ciudad, aunque se han hecho esfuerzos por la unidad y en darle un cuerpo sólido, sigue como un ente amorfo que a veces no reacciona ni para apoyar a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
Una nueva formación, que con cierta tibieza define su línea de pensamiento hacia la izquierda pero que puede suceder a Morena cuando se agote totalmente, ha brincado a la escena política, se trata de otra entidad política tal vez más comprometida ideológicamente hablando y al parecer mucho más actuante.
Estamos hablando de Que Siga la Democracia, que preside Gabriela Jiménez, no joven políticamente, muy ambiciosa y, por tanto, con un empuje muy fuerte que conoce a Morena, ya fue candidata de ese partido y que sin despegarse de él empieza una labor que no se parece al aletargamiento al que nos tiene acostumbrados el organismo guinda.
Su trabajo como agrupación se inició con la recolección de firmas en apoyo a la consulta, con un éxito inusitado, y ahora va en busca del voto que haga realidad el interés de la gente por este ejercicio que puede cambiar las formas de gobierno en el país.
¿Hasta dónde podrá crecer esta agrupación? La respuesta no tendrá que esperar mucho y las definiciones que de ella emanen podrán establecer con certeza hacia dónde irán los esfuerzos de su dirigencia.
Ahora que si la idea es continuar con el plan gelatina de Morena, mejor que se queden en sus casas y que no defrauden a nadie con una supuesta manera de pensar que no habrán de cumplir. Por lo pronto, bienvenidos.
De pasadita
Desde la Fiscalía, y ahora la Contraloría, se habrá de investigar una serie de hechos que cuelgan del cuello de la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas. El asunto es serio por más que llame a broma, ya que entre otras cosas muestra la oferta profesional que ofrece la oposición a los ciudadanos. Y el problema es que la señora cada día suma un nuevo hecho vergonzoso al periodo de gobierno que le tocó encabezar.
Ella es producto de las ambiciones vulgares de Ricardo Monreal y del plan que se construyó cuando en Morena decidieron no respaldar a Néstor Núñez que, hasta donde se dice, es un incondicional del de Zacatecas.
Así, sin opción, toda la fuerza del gobierno de esa localidad se utilizó para apoyar a Cuevas, que obtuvo la mayoría de votos en esa alcaldía, lo cual por ningún motivo la hace una mujer calificada para gobernar.
Toca ahora al Congreso echar a andar los mecanismos indicados para, en su caso, revocar el mandato de la alcaldesa Cuevas, así tendrían que salir las cosas.