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Desde el otro lado

La cruel saga

L

o que no debería pasar pasó. El epílogo, o para decirlo más correctamente, este capítulo de la historia Rusia-Ucrania se empezó a escribir en 1947 con la creación de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y la política de contención diseñada para defender al mundo libre de los embates del comunismo soviético. “Lo que ahora vemos es el comienzo de una nueva guerra fría”, resultado de las ambiciones expansionistas de Putin. Moscú reaccionará adversamente. Fortalecer a la OTAN, cuando a la caída del muro de Berlín desaparecieron las razones de fondo que impulsaron a su creación, es un grave error”. Palabras más palabras menos fue lo que George Kennan, quien fuera embajador de Estados Unidos en Moscú, y uno de los más profundos conocedores de las relaciones con Rusia, declaró al columnista Thomas Friedman en mayo de 1998: Gracias al coraje de los demócratas rusos, el imperio soviético se colapsó sin un solo tiro, dando paso a un hecho insólito, la liberación y autonomía de las ex repúblicas soviéticas, Ucrania ente ellas. Pero ¿cuál fue la respuesta? Expandir la OTAN y acercarla a las fronteras rusas. Putin la aprovechó como excusa para inflamar el orgullo, el nacionalismo y para fortalecerse personalmente entre una población que en diferentes formas estaba cansada de sufrir agravios en el pasado reciente. El desenlace pone de manifiesto el poco conocimiento de la historia de Rusia y de la Unión Soviética. (Bill) Clinton y su equipo fueron incapaces de advertir las consecuencias, concluye Kennan.

Lo que en aquel año Kennan no anticipó fue la forma salvaje en que Putin decidió aprovechar ese error, entrando a sangre y fuego a un país en cuyas ciudades muchas familias pagarán con su vida o el exilio. Paradójicamente, en un contexto diferente, hoy pudiera ser la justificación para ampliar la fuerza de la OTAN, esta vez para contener la ambición extensionista del oligarca ruso. Es una muestra de los excesos de una política de contención que el propio Kennan diseñó y que, guardada la distancia y el contexto histórico, con la complicidad de los Pinochet y los Videla ha sido motivo para otras matanzas.

Solamente Donald Trump y sus panegíricos de la cadena Fox en su delirio protofacista han sido capaces de justificar la invasión a Ucrania.

Los tambores de guerra se baten nuevamente, con el beneplácito de la industria de guerra. El rebote de esta aberración para el gobierno demócrata de Joe Biden habrá que abordar pronto.