nte el avance de la izquierda en América Latina, Vox y la ultraderecha intensifican sus acciones en el subcontinente, por lo que desde el llamado primer Encuentro Regional del Foro de Madrid, celebrado el viernes 18 y el sábado 19 de febrero en Colombia, llamaron de manera abierta o soterrada a defender los contravalores del neofascismo, el clasismo y la discriminación racial.
Hablamos de Vox, la organización ultraderechista que se ha pronunciado en contra del feminismo, el aborto, el matrimonio igualitario, adopción para parejas del mismo sexo y la eutanasia. Pero, sobre todo, la más hostil a la inmigración de todos los orígenes a España.
Santiago Abascal, su dirigente, es aquel que ha manifestado abiertamente su racismo ante las culturas americanas que fueron avasalladas por la conquista española, al expresar que España logró liberar a millones de personas del régimen sanguinario y de terror de los aztecas hace 500 años
.
Es el territorio conquistado hace cinco siglos el que Abascal se empeña en reconquistar ideológicamente ahora. Decimos que llamar primer encuentro regional al de Colombia es un eufemismo, porque la escalada empezó desde septiembre de 2021, cuando el dirigente de Vox sostuvo un encuentro con varios senadores panistas para firmar la Carta de Madrid, en reunión no avalada por su dirigencia nacional.
Más tarde, en diciembre de 2021, el propio Santiago Abascal, afín en su momento al gobierno de Donald Trump, se encontró con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, con quien coincidió en impulsar una agenda retardataria y ultraderechista en ese país y en el subcontinente latinoamericano, específicamente en contra del fantasma del comunismo.
Abascal también se reunió con el diputado federal brasileño Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, con quien convino organizar un encuentro continental como el que se celebró ahora.
Por eso decimos que la reunión de este fin de semana en Colombia no es más que la continuación de una ofensiva de penetración política en América Latina y el Caribe, una cumbre de dirigentes derechistas y ultraderechistas latinoamericanos y caribeños, con el patrocinio ideológico de Vox para contrarrestar la influencia regional de los regímenes izquierdistas que han ido avanzando en el área latinoamericana.
Como aquí mismo señalamos, 2021 fue no sólo un año aciago por la pandemia sanitaria, sino también un punto axial en el retorno de la izquierda en América Latina y el consecuente retiro del neoliberalismo como doctrina individualista en la concepción del Estado y en el diseño de las políticas públicas del continente. Al triunfo de Pedro Castillo en las elecciones presidenciales de Perú, el 19 de julio, y de Xiomara Castro en Honduras, el 28 de noviembre, sucedió la victoria de Gabriel Boric, en Chile, el domingo 19 de diciembre, la última quincena del año.
Los triunfos de Castillo, Xiomara y Boric se sumaron al obtenido en 2020 por el ahora presidente de Bolivia, Luis Arce, de Movimiento al Socialismo, y por Alberto Fernández, de centro-izquierda, en Argentina, en 2019, lo que confirma una tendencia progresista, que podría consolidarse con las victorias de partidos de la esfera laboral y socialdemócrata en Brasil y Colombia, el próximo año.
En este último, no por casualidad el anfitrión de la reunión de dirigentes conservadores, se perfila que gane Gustavo Petro, candidato del partido Colombia Humana.
Uno de los objetivos del encuentro, físico y virtual de dirigentes de ultraderecha, es socavar esta candidatura, de orientación ideológica diametralmente opuesta a la suya.
El mensaje de la Carta de Madrid es un llamamiento a la coordinación de todas las fuerzas democráticas de Iberoamérica para luchar contra el comunismo
, afirma el político español Hermann Tertsch, diputado al Parlamento Europeo por Vox.
En realidad, la llamada Carta de Madrid es un manifiesto ideológico hostil a toda expresión de avanzada, como las posturas promovidas por el grupo Puebla, integrado por políticos y ex presidentes de izquierda de Latinoamérica como Evo Morales, Luiz Inácio Lula da Silva, Leonel Fernández, José Mujica, Alberto Fernández, José Luis Rodríguez Zapatero y Cuauhtémoc Cárdenas, entre otros.
También es una doctrina opuesta a expresiones con una agenda progresista como el capítulo latinoamericano y del Caribe de la Internacional Socialista, la cual ha llamado a impulsar los valores de la democracia, la libertad política, la tolerancia y la salud sin distingos sociales, comenzando por la vacunación universal contra el covid-19 y todas las aristas de una justicia distributiva.
Igualmente es un grupo antagónico al Foro de Sao Paulo, que aglutina a partidos comunistas y movimientos de izquierda para enfrentar los efectos más perniciosos del neoliberalismo en el continente, a iniciativa del Partido de los Trabajadores de Brasil.
En suma, la batalla por un Estado social de derecho, libertades públicas garantizadas, igualdad social y racial de todos los seres humanos, no discriminación a los pueblos originarios y acceso mundial a los bienes de cultura y felicidad de este mundo, no está ganada. La batalla ideológica y política, unos por el avance y otros por el retroceso, será permanente.
Presidente de la Fundación Colosio