El escritor y ensayista dominicano está en México para ofrecer recitales en la CDMX, Tabasco y Acapulco // En entrevista con La Jornada, habla del maridaje entre literatura y filosofía: dos expresiones del lenguaje
Lunes 14 de febrero de 2022, p. 6
Si bien Miguel de Cervantes afirmaba que la poesía era una enfermedad contagiosa, peligrosa e incurable, también tiene el poder de sanar almas; sobre todo, de establecer un ámbito de comunión y de curación, fundamental en estos tiempos.
Así describe el poeta dominicano José Mármol (Santo Domingo, 1960) su apuesta por el oficio que identifica con la palabra futuro.
El escritor, filósofo y ensayista se encuentra en México para ofrecer varios recitales, el primero este lunes en la embajada de su país, para después continuar con su participación como uno de los invitados especiales de las Jornadas Pellicerianas, que se realizarán del 16 al 19 de febrero en Villahermosa, Tabasco.
El poeta también estará presente mañana en Acapulco, Guerrero, en el inicio de las actividades de Fandango por la Lectura, iniciativa que se pondrá en marcha en todo el país en el contexto de las acciones de la Estrategia Nacional de Lectura que impulsa la Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México.
Ganador en 2012 del 12 Premio Casa de América de Poesía Americana, Mármol señaló en entrevista con La Jornada que entre la filosofía y la poesía, las dos vertientes de su pensamiento, siempre han existido vasos comunicantes, “porque la filosofía tiene raíces poéticas desde los tiempos presocráticos. Los filósofos de esa época, que son los filósofos de la naturaleza, reflexionaban sobre la base del mito poético, y sus expresiones escritas son fundamentalmente poemas. Había esos vasos fundadores de la filosofía respecto de la poesía.
“Luego, los saberes se fueron especializando y se separan, vienen las reflexiones de Aristóteles sobre la poética y la retórica, y parecería que tomaron caminos divergentes, pero, como decía Unamuno: piensa el sentimiento y siente el pensamiento.
La poesía es justamente el resultado de esa fusión, y la filosofía también, así lo evidencia la reflexión de Martin Heidegger sobre la esencia de la poesía en Hölderlin: es también aquello que, como la poesía misma, surge de la naturaleza; es inherente al ser humano, es la morada del hombre. Son inseparables el pensamiento y la poesía.
En su juventud, recuerda el autor de Deus ex machina (1994, libro por el que recibió en México el Premio Internacional Eliseo Diego de la revista Plural), hizo una investigación sobre Friedrich Nietzsche al concluir la carrera de filosofía, la cual escribió a la par de su primer poemario, El ojo del arúspice (1984).
Ambos libros, narra, “se consideraron transformadores de lo que era la tradición de pensar en la academia, en el plano filosófico, y del ejercicio de la poesía, en el ámbito de la literatura. Los hizo un joven rebelde de 23 años que se resistió a hacer una poesía adocenada en la que prevalecía el lenguaje meramente coloquial y una literatura de compromiso social, que reducía la expresión literaria al compromiso ideológico.
“Hoy le diría a ese joven que fuera todavía más radical. En El ojo del arúspice encontramos poemas que reflexionan y reflexiones que son poesía. Siempre he creído, como creyó Borges, que es importante que la literatura trate de aprovechar las posibilidades filosóficas que hay en ella y que la filosofía aproveche las posibilidades literarias. Es un maridaje, una hibridez entre el concepto y la imagen. Por supuesto, hay quienes tratan de verlos como si se fueran compartimientos estancos, pero tanto la filosofía como la poesía son la expresión del lenguaje; es decir, hechos del lenguaje.”
El arte de la inmensa minoría
José Mármol es admirador de la gran tradición poética mexicana, y aunque ese sentimiento es recíproco entre sus colegas y lectores de México, reconoce que sus inicios en el mundo de las letras tuvieron vientos adversos porque se enfrentó a “una zona de confort en la que se encontraba la enseñanza de la filosofía, la cual se reducía a una práctica de memorización, folletería y manuales. Romper con aquello fue una afrenta.
“En el ámbito poético, los jóvenes críticos consideraron El ojo del arúspice una nueva órbita textual; sin embargo, para el establishment de la poesía dominicana significó un desvarío, aunque luego entendieron que era necesaria esa sacudida que a inicios de los años 80 produjimos los jóvenes que no nos sentíamos cómodos en aquella zona de confort en la que las generaciones precedentes sí parecían sentirse.
Pero, cosa curiosa, ellos, los de la poesía de posguerra y la generación del 60, luego fueron capaces de producir cambios como generaciones, y escribir una literatura que trascendió aquellos reductos y los diques que ellos mismos, ideológicamente, habían colocado, lo cual significó un enriquecimiento para la literatura dominicana.
Convencido de que, como decía Juan Ramón Jiménez, la poesía es el arte de la inmensa minoría
, Mármol considera que el género no es aún del interés de las grandes editoriales, “a las que les importa más la novela y los libros de superación personal, porque son los que trazan la pauta de los más vendidos.
“La poesía ocupa un espacio muy limitado en el interés de las editoriales, salvo contadas excepciones, como las colecciones de Visor, Pretexto o Tusquets. Será conforme crezca la demanda de los lectores que las editoriales se irán sensibilizando. Así es la forma en la que el mercado define y establece las prioridades.
“Pero la poesía que se está produciendo en estos tiempos sobrevivirá. Esta pandemia significó una sacudida, una introspección; la humanidad vio la probabilidad de su propia extinción sin necesidad de una explosión nuclear, y eso significó un llamado. Los más optimistas pensaron que se cambiaría radicalmente, los menos optimistas, o quizá los más objetivos, entre los que me coloco, pensamos que hay cosas por aprender, pero muchas otras seguirán iguales. No obstante, tenemos paradigmas que nos van a dar mucho qué pensar en adelante.
Como filósofo me quedo con la palabra incertidumbre, que es nuestra materia prima para hacernos preguntas; pero como poeta, con la palabra futuro, porque también, como dijo Hölderlin, aquello que permanece, lo fundan los poetas
, concluyó el autor.
El recital poético de José Mármol se podrá seguir hoy manera virtual a las 18 horas en la página de Facebook de la embajada de República Dominicana en México: (https://www.facebook.com/embardmex).