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El acervo Banamex posee piezas únicas para comprender la historia del arte en México
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▲ Palacio de los Condes de San Mateo de Valparaíso o Foro Valparaíso, donde se exhibe parte del acervo Banamex.Foto cortesía de Citibanamex
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Naturaleza muerta con objetos de cocina, de Eulalia Lucio, considerada la madre artística de las grandes pintoras mexicanas.Foto cortesía de la investigadora Angélica Velázquez
 
Periódico La Jornada
Jueves 27 de enero de 2022, p. 5

En el acervo pictórico que posee el grupo financiero Citibanamex, de alrededor de mil 500 obras, hay piezas claves para comprender la historia del arte en México que no posee ninguna otra colección pública o privada, como dos cuadros de Eulalia Lucio (1853-1900), considerada por los expertos la madre artística de las grandes pintoras nacionales María Izquierdo (1902-1955) y Frida Kahlo (1907-1954).

Cuadros de esas tres autoras ocupan un lugar especial en los muros del Museo Foro Valparaíso, donde se exhiben de manera gratuita las joyas de la corona de la enorme colección que posee esa institución mercantil, integrada también por arte popular.

Antes de ser adquirido por la estadunidense Citi, el espíritu de la colección es muy claro: conservar obras que tengan que ver con México, con la historia del país y con su patrimonio, explica Angélica Velázquez Guadarrama, curadora de la muestra permanente que se exhibe en la casa matriz del banco, ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

En entrevista con La Jornada detalla que a diferencia de otros acervos privados, el de Banamex tiene una línea mexicanista muy particular, y sólo hablamos de las más de mil 500 obras de pintura en diferentes técnicas: acuarela, pastel, óleo, acrílico; de éstas, más de 90 por ciento tienen en común que son o de tema mexicano o de artistas mexicanos.

Destaca la presencia de la obra de Eulalia Lucio, una de las artistas más importantes de su época, y de Guadalupe Moncada, la primera pintora mexicana en firmar una de sus creaciones.

Desde 1781, la Academia de San Carlos institucionalizó la enseñanza de las artes en México bajo los ideales de las academias europeas con el objetivo de fomentar la diversidad y la participación como derecho de todos los ciudadanos de la Nueva España, pero en la práctica no se llevó a cabo.

Fue hasta 1886 que existió la instrucción precisa de las autoridades para que se permitiera el ingreso de las mujeres. Antes de eso, las artistas aprendían las técnicas pictóricas en clases particulares, de manera autodidacta o en escuelas generales, y la mayoría de ellas realizaban copias.

San Carlos no compraba obra de mujeres, por lo que muchas piezas se quedaron en colecciones particulares que Fomento Cultural Banamex ha rescatado, añade la especialista.

Entre todas ellas, continúa, Eulalia Lucio fue una de las primeras en marcar una pauta diferente, motivada por el interés que su padre, el doctor y coleccionista Rafael Lucio, tenía en las obras de José Agustín Arrieta, pintor poblano, también del siglo XIX, de quien Banamex compró recientemente obras en Alemania para repatriarlas.

Eulalia era una mujer muy preparada e inteligente, hizo de la naturaleza muerta su género preferido de expresión, a través del cual expone de una manera muy lograda la relación entre lo masculino y lo femenino, entre el trabajo y ámbitos de ambos géneros, detalla la historiadora del arte.

En el Foro Valparaíso, en la primera sala, se puede apreciar también la primera obra firmada por una mujer artista, que es Guadalupe Moncada. Se trata de una Virgen de Guadalupe fechada en 1798.

Hay noticia de que hubo otras mujeres artistas en la época novohispana, pero no podemos corroborarlo porque al no estar firmadas hay piezas que no sabemos si las hizo una mujer.

La colección Citibanamex cuenta asimismo con un hermoso retrato de Moncada, de autor desconocido, donde se le ve de niña, sentada frente a una mesa, con lápiz en mano, justo en el momento de realizar sus primeros bocetos, lo cual revela tanto su temprana formación artística en los modelos académicos como la educación ilustrada que recibió en su hogar.

Guadalupe aparece junto a su hermano Juan Nepomuceno, de apenas nueve meses y “es muy probable que el retrato conmemore el nuevo nacimiento en la familia de un heredero varón en 1781, y que haya sido encomendado por su abuela, la condesa de San Mateo de Valparaíso y marquesa del Jaral de Berrio, quien luego del nacimiento de su nieto (quien heredaría sus títulos), se empeñó en conseguir uno nuevo para su muy querida nieta, el de marquesa de San Román.

En el Foro Valparaíso el público puede disfrutar una selección de la colección Banamex. Es uno de los palacios virreinales más bonitos de la Ciudad de México; perteneció a los marqueses de Jaral del Berrio, propietarios también del Palacio de Iturbide. Por eso el banco se dedicó a comprar todo lo relacionado con esa familia; en Valparaíso se exhiben los retratos del marqués, de su esposa, una mujer muy interesante, empresaria en la época colonial, llamada Ana María de la Campa y Cos.

Asimismo, están los retratos de la hija y los nietos. La nieta mayor era, precisamente, Guadalupe Moncada y Berrio, la pintora. Esto no pasa todos los días, que un edificio colonial esté restaurado, abierto al público y que se haya rescatado toda la historia familiar a través de esos retratos, obras maestras de importantes artistas del siglo XVIII, como Miguel Cabrera, quien pintó a otro miembro de la familia. Todas esas piezas han vuelto a estar colgadas en el lugar donde originalmente estaban. Es maravilloso, concluyó.