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Para Víctor Chi, no había mejor ungüento que un buen cuento; dedican al narrador un tributo póstumo
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de enero de 2022, p. 3

El cuentacuentos y promotor cultural Víctor Chi, fallecido el pasado 5 de enero, recibió un homenaje con la función colectiva de narración oral Cuentos de camino, que se transmitió ayer de manera virtual para hacer perdurar su legado en la escritura y la palabra, entrañable e indeleble.

Su pequeño hijo, Yiyis, y su viuda, Candy Alejandra Jiménez, cerraron el encuentro ¡Un minuto de… palabras! en el que más de 30 amigos y colegas compartieron microrrelatos, poesía y recuerdos de sinceridad y alegría exuberante que caracterizaban al artista, con cuyo misticismo al narrar mantuvo vivos los mensajes de los ancestros y abuelos.

Que nadie diga y que nadie cuente que no intentamos cambiar el mundo a través de la palabra y el arte, pintando este mundo con un mejor color, porque para el dolor del corazón, decía, no hay mejor ungüento que un buen cuento, expresó su compañera de vida y de quehacer, mientras sostenía en brazos la urna con las cenizas que pasó a su hijo.

Creía en esto, vivió como quiso, irreverente, siendo ese niño travieso, expresó después de escuchar las anécdotas que llegaron desde diversas latitudes que tocaron la labor de Víctor Chi.

Después de hacer una pequeña representación oral en complicidad con Yiyis, sus palabras de despedida fueron: La palabra está viva, lleva el corazón.

La familia recibió multitud de abrazos afectuosos y solidarios, mientras observaban, sonreían y asentaban ante cada participación en las que hubo momentos en que las lágrimas no resistieron y fluyeron como las gotas de lluvias de un poema de Eduardo Galeano, a quien se recitó en voz alta, o con el canto de La Llorona que se lamenta: ¿dónde estarán mis muertos?

Nos parece verlo en un rincón

Enfrentaba las balas con cuentos, relató Alejandro Ayala desde Argentina. Con su labor cobijaba a los chicos con narraciones que eran como escudos para que florecieran, mencionó. La risa franca, la labor en el escenario que se no detenía aun en el dolor, la imaginación, la irreverencia, el desparpajo, un gran conversador y el ser de un niño, fueron rasgos que mencionaron de Pítor Chi, como se le conoció cariñosamente. Amaba la tierra, las tradiciones y las semillas, se dijo de su sed de belleza y de justicia, acompañada siempre por un gran sentido del humor.

En la transmisión convocada por la Red Narradoras de México se unieron varias voces al homenaje desde diversas entidades de México y de países como Cuba, Colombia y Chile, que compartieron cuentos o poesía. Coyotes, leones, conejos, palomitas, colibríes que apagan incendios y lámparas que iluminan un mundo oscuro, se ofrecieron entre las reflexiones que dejó Chi en sus relatos.

Arely León, una de las promotoras del homenaje virtual, expresó: Todavía no le tocaba partir; incluso, ahora nos parece encontrarlo en un rincón, seguramente contando historias, compartiendo la lectura, la palabra, su risa franca, su generosa amistad y esa chispa que era característica de él.

Después del fallecimiento de Víctor Chi, hace unos días, trascendió su reclamo público por la falta de pago del programa Alas y Raíces para las actividades dirigidas al público infantil y juvenil en 2021.

Algunos de los participantes resaltaron la lucha por la dignidad de los artistas escénicos y los narradores orales; por ejemplo, Magdiel Montalvo, quien destacó el legado y el gran amor que dio a México: Parece que las autoridades todavía no saben, o no quieren darse cuenta, de que personas como él, que nos dedicamos al arte y la cultura, somos de prioridad en este país.

Entre cuenteros, “el universo sueña algo más grande que todo lo que imaginamos, con ser un chico que tiene todas las preguntas por delante, y mi querido Pítor está presente como un regalo, como un tiempo, en ese niño para seguir preguntándonos y contando cuentos”, fue una de las despedidas, junto a un relato del fin del mundo, abrazados con los que más amaban, mientras el cielo se pinta de muchos colores, como arcoíris envuelto en celofán.