l llegar a México, la tierra de mis ancestros, lo hice con gran orgullo por ser el embajador de Estados Unidos y el representante del presidente Joe Biden.
Llegué con optimismo y, después de poco más de 100 días y de ver lo que hemos logrado con nuestros colegas en México, mi optimismo es aún mayor. En este tiempo de reflexión y agradecimiento, quiero compartirles algunas razones por las que veo un futuro esperanzador para nuestros países.
El presidente Biden me pidió que conociera la realidad de México y que encontrara oportunidades para que a nuestras naciones les vaya bien. He recorrido casi la mitad de los estados del país y he visto la grandeza de su gente, así como su riqueza cultural, histórica y natural.
Estamos construyendo una nueva era en la relación, que se basa en el respeto mutuo y un trato entre iguales. Como dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador, tenemos distintos idiomas pero hablamos la misma lengua, lo que ha ayudado a que los dos vecinos vuelvan a dialogar y que logremos acciones reales en beneficio de la gente. El exitoso encuentro entre nuestros presidentes en Washington, DC, y la visita de la vicepresidenta Kamala Harris a México son muestras de ello.
Uno de nuestros primeros logros fue el Diálogo económico de alto nivel, con el que buscamos que el T-MEC rinda más frutos y construyamos una sólida integración a largo plazo.
Para el Diálogo de seguridad de alto nivel tuvimos una reunión histórica en la Ciudad de México, con la participación de una cantidad de funcionarios estadunidenses que no se había visto antes. Con el Marco Bicentenario, establecimos las bases para una nueva era de cooperación en materia de seguridad, con metas que incluyen bajar el flujo de estupefacientes a Estados Unidos y las armas a México.
El presidente Biden quiere que trabajemos con México y Canadá porque en América del Norte está el futuro del mundo. Con la Cumbre de Líderes retomamos el diálogo que estuvo en pausa durante cinco años. Ahora, los tres gobiernos trabajamos coordinadamente para enfrentar ésta y futuras pandemias, para que el crecimiento económico sea equitativo y para que juntos atendamos el desafío regional de la migración.
El sureste de México es una prioridad. He visitado la región en diversas ocasiones y realizado varios encuentros con los gobernadores de la zona, funcionarios del gobierno de México y más de 20 empresas estadunidenses para promover el desarrollo, generar empleos y atender las causas que originan la migración y ponen en riesgo las vidas y el futuro de los más vulnerables, como lo vimos recientemente en la trágica pérdida de 56 migrantes.
Aunque la migración irregular siempre ha sido un reto para nuestros países, los flujos actuales de migrantes nunca se habían presentado, por lo que necesitamos trabajar juntos en soluciones rápidas e innovadoras, a la par de pensar en el largo plazo. Es necesario que trabajemos en un sistema migratorio que funcione para todos y que cuente con una perspectiva regional, para que la historia no se repita una y otra vez.
Queremos que la gente viva libre de pobreza y del miedo. Aspiramos a que las personas encuentren en su hogar las oportunidades necesarias para no dejarlo, para que, como dice el secretario de Estado Antony Blinken, puedan ejercer su derecho a quedarse.
Por eso, entre otras acciones que hemos implementado, la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) anunció un nuevo programa de 30 millones de dólares para aumentar los ingresos de 40 mil beneficiarios y desalentar la deforestación en el sureste de México. Nuestros gobiernos anunciaron Sembrando Oportunidades, para fomentar juntos el desarrollo y abordar las causas fundamentales de la migración desde el norte de Centroamérica.
Nuestro compromiso de trabajar juntos para cuidar el medio ambiente y luchar contra el cambio climático, se reflejó durante el encuentro entre el presidente López Obrador y el enviado especial presidencial para el Clima John Kerry en Palenque, Chiapas. También se demostró con mi visita conjunta con el administrador de la EPA, Michael Regan a Tijuana, donde nos reunimos con nuestros colegas mexicanos para encontrar una solución duradera al reto de la contaminación de nuestros ríos y mares compartidos.
Con un enfoque regional, he recorrido todos los estados que colindan con Estados Unidos. Con los gobiernos locales, la iniciativa privada y el sector académico trabajamos para fomentar el crecimiento económico y la conservación en nuestras comunidades fronterizas.
Ya que en nuestra frontera está la llave para nuestra prosperidad compartida, colaboramos con México para lograr que sea moderna, segura y eficiente. Gracias a nuestra cooperación y respectivos esfuerzos de vacunación, redujimos las restricciones en la frontera terrestre para reunir familias, fortalecer nuestra relación comercial y proteger las cadenas de suministro, que son de suma importancia para América del Norte.
Este fin de año es diferente, gracias a que hemos protegido nuestras cadenas de suministro y enfrentado juntos a esta pandemia. Con el liderazgo del presidente Biden hemos donado más de 13 millones de vacunas a México para contribuir a sus esfuerzos contra el Covid-19. Seguiremos juntos para hacerle frente a esta nueva variante y continuar cuidando la salud de nuestras comunidades y de nuestra región.
Estamos unidos por siempre. Somos dos naciones con un futuro compartido. Deseo aprovechar este momento de transformación que impulsan nuestros presidentes para que podamos generar prosperidad y empleos en ambos países. Además, ya no sólo nos unen los lazos geográficos, económicos y familiares, sino también el espacio, ya que México es parte de los Acuerdos Artemisa, que promueven la exploración espacial entre países socios.
Sin duda, ser el embajador de Estados Unidos en México es el trabajo que más he amado porque me permite aportar para que les vaya bien a nuestras naciones. Confiamos en que la gente pronto verá los beneficios de lo que hemos logrado y que el compromiso de ambos gobiernos seguirá estando a la altura del anhelo de nuestras naciones para que cuidemos bien de nuestro planeta y con el fin de que la prosperidad y la seguridad sean una realidad para todos.
De corazón, le deseo a México y a su gente felices fiestas y un bendecido año 2022. Mientras celebramos los 200 años de relaciones diplomáticas entre nuestros países, confío en que será un tiempo en el que nuestras iniciativas bilaterales mejoren las vidas de las familias mexicanas y estadunidenses.
* Embajador de Estados Unidos en México