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Subsidiar a la minoría rapaz // López Obrador y los barones // CMN: diálogo con sordos

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▲ El presidente Andrés Manuel López Obrador llegó acompañado de Alfonso Romo a la reunión con empresarios del Consejo Mexicanos de Negocios.Foto Luis Castillo
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e nueva cuenta, el presidente López Obrador se reunió con los integrantes del Consejo Mexicano de Negocios, la meca de la minoría rapaz, a quienes, en el curso del encuentro, les propuso llegar a un arreglo, porque, dijo, resulta que estamos subsidiando a los consumidores, pero es más el subsidio que se destina a las grandes empresas, mucho más.

En el régimen neoliberal los tecnócratas afirmaban que los subsidios gubernamentales distorsionan la economía y el mercado, y eso no es sano para las finanzas públicas, por lo que de un plumazo canceló los relativos a los productos de consumo popular. Solo como ejemplo, en 1999 Ernesto Zedillo decidió desaparecer el aplicado a la tortilla, con lo que en una década el precio de ese alimento de consumo básico en la dieta nacional se incrementó alrededor de 2 mil por ciento.

Lo mejor del caso es que ese personaje de la farándula político-económica afirmaba que la decisión por él tomada “es para beneficiar a los mexicanos, toda vez que, decía, con la apertura del mercado y la competencia entre los productores se logrará abatir el precio de este alimento básico, lo que favorecerá ampliamente a los consumidores. Y se quedó tan tranquilo.

Sin más, los neoliberales cancelaron todos los subsidios que beneficiaban a la gente menos favorecida (eufemismo tecnocrático para referirse a los pobres, que suman millones), comenzando con los destinados a los productos básicos, pero abrieron de par en par las arcas nacionales para subsidiar, con ríos de dinero, a los grandes capitales nacionales y foráneos, es decir, a los multimillonarios que acumulan fortunas de ensueño.

Pues bien, en el más reciente encuentro con los integrantes del CMN (los más representativos de esa minoría rapaz), el mandatario les dijo lo que se anota líneas arriba y les señaló que no es posible mantener ese ritmo, es decir, subsidiar a los machuchones. Como ejemplo, el de la industria eléctrica: ¡cómo es posible que una empresa, una gran corporación económica, financiera, pague menos luz, proporcionalmente, de lo que paga un hogar, un consumidor de clase popular o clase media, o que una gran cadena comercial pague menos luz que lo que paga una tienda de abarrotes en un pueblo, en una colonia, que tienen que apagar sus refrigeradores mientras las grandes tiendas comerciales, las corporaciones, día y noche mantienen sus centros comerciales alumbrados como si fuese de día!, pues de eso hablamos.

Pero como a los barones nada les importa, salvo acumular utilidades sin ética alguna, su respuesta fue: bueno, es que esas eran las reglas. No puede haber un cambio de reglas, no puede haber un cambio de señal, porque entonces ya no hay confianza. La confianza (léase chantaje) ellos la miden en monto y velocidad de ganancias, aunque entre las patas se lleven a los mexicanos y al país. De ese nivel son, rapaces y mezquinos.

El mandatario les reviró que los gobiernos neoliberales (y sus gatos en el Legislativo y el Judicial) eran los sastres del gran capital. Les dijo: pues sí, esas eran las reglas, y es legal porque (los de la minoría rapaz) eran los dueños del país y hacían las leyes a la medida de sus intereses, hasta compraban a legisladores para llevar a cabo sus reformas. De eso hablamos.

Qué bueno, pero hablar con ellos es como hacerlo con una piedra, porque lo único que les interesa es que del erario no dejen de fluir recursos públicos (ellos que tanto odian al Estado) para hincharse, aún más, de dinero, y parte del problema es que, en los hechos, el gobierno no ha dejado de entregarles multimillonarios contratos de obra pública, con lo que, de seguir por esa ruta, el mandatario podrá reunirse miles de veces con los barones, que el asunto de fondo no se modificará un milímetro.

López Obrador también les dijo: “vamos a llegar a un acuerdo (con la minoría rapaz), a dialogar y ya se está haciendo, se está llevando a cabo un diálogo; pero hay cosas en donde no vamos –de una vez lo adelanto– a ceder; por ejemplo, en lo que tiene que ver con el dominio de la nación sobre el litio; ese mineral estratégico debe ser de la nación, no se puede privatizar”.

Las rebanadas del pastel

Felicidades a los colegas, especialmente los jornaleros, que obtuvieron el Premio Nacional otorgado por el Club de Periodistas de México, pero, una vez más, este tecleador aclara que desde 2015 no forma parte del jurado calificador, por mucho que su nombre aparezca en los diplomas.