o es verdad, como aseguran las autoridades, que en las terminales 1 y 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México estén vigentes medidas para evitar la propagación del Covid-19 y sus variantes. Por el contrario, son foco de infección por la negligencia de funcionarios y empresas aéreas. Aunque éstas exigen a los pasajeros llenar el cuestionario de identificación de factores de riesgo para quienes salen por dichas terminales, ninguna compañía lo pide al abordar los vuelos con destino a diversos lugares del país. A ello se suma la aglomeración en los pasillos, mostradores y controles de seguridad. Igual en las salas de espera y en el proceso de abordaje.
Una experiencia vivida ejemplifica lo que sucede. El domingo 28 de noviembre, al abordar el vuelo VB1022 de Viva Aerobus, mi esposa y yo fuimos amonestados por uno de los encargados de supervisar el abordaje. El motivo: guardar la sana distancia de 1.5 metros que debe haber entre los pasajeros y que se anuncia en el túnel de abordaje. Antes que nosotros, por lo menos 40 personas apeñuscadas en dicho lugar, algunas sin la mascarilla protectora que se debe usar todo el tiempo.
Cuando más de 70 países han impuesto medidas para garantizar que quienes los visitan del exterior no sean portadores del Covid-19 y sus dos variantes, México no exige ninguna. Las autoridades aseguran que no hay por qué preocuparse. Por el contrario, sí y mucho, por el relajamiento de las medidas para evitar los contagios. Entre ellas, las grandes concentraciones de personas. La mayor, el pasado miércoles en el Zócalo con motivo del informe que el presidente López Obrador rindió a sus seguidores; también los conciertos con miles de jóvenes sin vacunarse ni portar la mascarilla protectora que recomiendan en todo el mundo.
Las autoridades dicen que virtualmente todo el país está en semáforo verde en cuanto al Covid-19 y que la vacunación contra dicho virus es ejemplar. Si bien es un esfuerzo notable, cabe señalar que entre 21 países de América Latina, ocupamos el lugar 13 en número de vacunados con al menos una dosis. Nos anteceden en esa materia, Cuba, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Colombia, Panamá, El Salvador, Perú y República Dominicana.
El presidente López Obrador aseguró la semana pasada que sobre ómicron, la nueva variante del Covid-19, hay demasiada información que no ha sido confirmada por las autoridades sanitarias y sólo está generando pánico; que no hay elementos para preocuparnos, no hay motivos de riesgo de acuerdo con los reportes que me han entregado los especialistas
. El jueves reconoció que está en el país y nuevamente minimizó su peligrosidad.
En cambio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que es probable que se propague a escala internacional y presente un riesgo muy alto de fuertes aumentos de infecciones que podrían tener graves consecuencias
en algunos lugares. Y que aunque no se han reportado muertes por ómicron, se necesita más investigación para evaluar su potencial para eludir la protección que ofrecen las vacunas e infecciones previas
. Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS, reiteró que los países deben usar un enfoque basado en el riesgo para ajustar las medidas de viajes internacionales de manera oportuna
. Y que un aumento en los casos de coronavirus podría conducir a tasas más altas de morbilidad y mortalidad. En México las medidas para la llegada de viajeros del exterior no existen. Pero la Secretaría de Salud pidió a la población evitar todos los viajes internacionales no esenciales para eludir el contagio de la nueva variante, pues la posibilidad de enfermar por este evento es elevada, y no existen medidas médicas específicas contra esta enfermedad
.
Somos uno de los países donde el Covid-19 ha cobrado muchas vidas: más de 295 mil y cerraremos el año con 300 mil. Estados Unidos encabeza la clasificación con 800 mil decesos, luego Brasil con más de 614 mil e India con 469 mil. En América Latina, ocupamos el cuarto lugar de muertes por el virus, según el número de habitantes. Nos superan Brasil, Perú y Colombia.
Aumentan aquí 10 por ciento los contagios y a la par los fallecidos por Covid; se relajan las medidas de seguridad contra él; no se exige el pase sanitario, que ha mostrado ser muy efectivo. Nos dicen los funcionarios que seguimos pintados de verde en el semáforo epidemiológico. También de negro por nuestras muertes.