A fines de septiembre, en el Centro Cultural de los Pinos se llevaron a cabo varios eventos en el marco de las celebraciones del Día Nacional e Internacional del Maíz, que muchas comunidades festejan el 29 cuando empiezan a cosechar este grano. En este sitio se inauguró la Casa del Maíz Cencalli en el Centro de Cultura Alimentaria y del maíz.
En 2009, la Campaña Sin Maíz no hay País lanzó la iniciativa ciudadana de celebrar el ‘Día Nacional del Maíz’ ocupando el zócalo de la ciudad de México, lo que tuvo eco en muchas regiones del país gracias al esfuerzo de activistas y organizaciones sociales del campo y la ciudad. Nunca imaginamos que doce años después la celebración se haría oficial y el gobierno rescataría este espacio para un Museo del maíz y la alimentación.
El día 30, en este marco festivo, el Centro de Cultura Alimentaria y la Campaña realizaron varias actividades, entre ellas ‘mesas de reflexión’. Dulce Ma. Espinoza directora del Centro, inauguró, con la primera Mesa “Pensando el Maíz”, el recinto de lo que antes fueron las lujosas oficinas de la ‘Gaviota’ ex primera dama del gobierno de Peña Nieto, y que hoy alberga al Centro de Cultura Alimentaria y a la Casa del Maíz Cencalli. En esta mesa hablaron cuatro fundadores de La Campaña. Van sus palabras.
Maíz elemento de vida e identidad
Miguel Concha, del Centro de Derechos Humanos “Fray Francisco de Vitoria, aseguró que en un contexto de crisis climática, económica y de justicia social, proponemos pensar al maíz como elemento de vida, de identidad, unificador, que continúe impulsando luchas sociales y campesinas en busca de la soberanía alimentaria, del respeto y salvaguarda de los derechos humanos; como la Medida Precautoria que desde 2013 ha frenado el otorgamiento de permisos de siembra de maíz transgénico en el país, y gracias a una Colectividad y que hoy se discute en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esperamos que pronto Ministras y Ministros decidan a favor de los maíces y la milpa. Pero alertó sobre amenazas aún presentes, como el riesgo de privatizar las variedades vegetales y las diversas razas de maíz nativo por parte de empresas transnacionales si México se adhiere a la UPV91.
Justicia poética… donde antes se hacía prepotencia
“Justicia poética –dijo el escritor Armando Bartra– es lo que estamos haciendo en esta casa del maíz donde antes se hacía prepotencia”. En este Museo, propuso, también debería estar la milpa, “pues el maíz solo cobra su significado profundo en compañía del frijol, la calabaza, el chile, el tomatillo y los quelites”. Lamentó que al hablar de la milpa, un modo de vida y un paradigma civilizatorio, “estemos atendiendo solo a la mitad del mundo… la otra mitad del cosmos milpero, son las mujeres, que apenas vemos al entrar a su “prodigioso laboratorio donde operan el milagro cotidiano de transformar lo cultivado en alimentos”. Ahí, la mazorca se desgrana, se nixtamaliza y se transforma en tortillas… “los rudos saberes de la parcela –dijo– palidecen frente a los sutiles saberes de la cocina”. Lástima que digamos milpa pensando en el campesino y no en la campesina. Un olvido que remite al sexismo de la modernidad que ha separado lo productivo de lo reproductivo; pues cocinar es ‘irrelevante y despreciable’, mientras que cultivar puede ser lucrativo. Evocó a Salvador Novo que en su Nueva grandeza mexicana“pasó literalmente del clóset a la cocina” celebrando no tanto al maíz sino a la tortilla y a quien las hace”. Y es que echar tortillas, rito oficiado por mujeres, es tan importante como sembrar y cosechar maíz”.
Las empresas de transgénicos hacen fake/ciencia
El Lic. René Sánchez Galindo, artífice de la Demanda Colectiva que ha frenado la siembra experimental y comercial del maíz transgénico en México, destacó las mentiras de los demandados: Bayer-Monsanto, Syngenta, Dow y Pioneer-Dupont.
Presentadas como fake /ciencia, “las empresas de transgénicos nos hacen creer una cosa, pero ante la justicia reconocen la realidad”, y compartió ejemplos:
Pese a que en el discurso estas compañías declaran que el maíz transgénico puede coexistir con maíces nativos sin contagiarlos, a la hora de los alegatos, tuvieron que aceptar que “los maíces nativos (de México) serán contagiados de transgénicos como consecuencia del flujo entre distintas regiones del país”.
Destacó que la medida precautoria permitía siembras experimentales siempre y cuando se reportaran cada mes los avances tanto al juez como a la Demanda Colectiva… pero las empresas optaron por no practicar estas medidas ante la amenaza de supervisión; en otro escrito de alegatos la propia empresa declaró que no son “siembras experimentales sino pre-comerciales” dejando ver sus intereses. Otra mentira fue la presentación por parte de las compañías transnacionales, de cuatro estudios mutilados y manipulados, como el de Raven 2010, pues en la traducción borran la alerta que el propio autor refiere para no sembrar maíces transgénicos en México ni en Guatemala por el “flujo de parientes silvestres”.
Recordó que el objetivo inicial de la Demanda Colectiva “fue frenar los permisos para las siembras comerciales sólo de 2013” … hoy, ocho años después, la resolución de la Suprema Corte de Justicia está por anunciarse, esperamos sea definitiva y favorable.
Contigo la milpa es rancho y el atole champurrado
Para Plutarco Emilio García Jiménez, director en Jefe del Registro Agrario Nacional (RAN), la historia cultural y alimentaria de México no se explicaría sin “la hermosa presencia del maíz”. Recordó los hallazgos primigenios de plantas de maíz del antropólogo MacNeish, que se remontan a unos ocho milenios; y a Efraín Hernández Xolocotzin, etnobiólogo de Chapingo, precursor de la agroecología en México. Evocó leyendas como la de Quetzalcóatl que convertido en hormiga entregó al hombre el primer grano de maíz, o la de Chaac dios maya que rescató el maíz (Ixim) con ayuda de los pájaros.
Esta semilla de dioses, es “maíz de la suerte” por el temporal, tlacolotero de las altas montañas, de los valles, del desierto. Entre sus 60 variedades los hay blancos, amarillos, negros, gordos, zamorano, tuxpeño, olotillo, conejo, sapo, cacahuazintle, entre otros. Es grano que se siembra y crece en todos los climas, donde vaya un mexicano –dijo– ahí habrá milpa. Además es también comida de cotorras, palomas, mapaches, puercos, gallinas. Nosotros lo degustamos en elotes tiernos y dulces, en esquites con chile y epazote, en pozole, pinole, atole, tlacoyos, quesadillas. Mencionó a escritores que lo celebran y a corridos que lo aluden: “qué bonita está la milpa, rodeada de mirasoles.” Frases y dichos populares: ‘más vale tortilla con amor, que gallina con dolor’, o ‘silencio pollos pelones, ya les van a echar su maís’. “Es tarea de la 4ª Transformación – concluyó- fortalecer el ejido y la comunidad, base de nuestra soberanía social y alimentaria. •