Movilización, conciencia y memoria histórica… en busca de verdad y justicia
¿Cuál es tu balance sobre la consulta popular que se realizó el pasado mes de agosto para juzgar a los expresidentes, sobre todo poniendo énfasis en la posibilidad de que las víctimas encuentren justicia?
Según la Ley Federal de Consulta popular, para que haya una consulta primero tienen que recabarse firmas. Se pedía el 2% de la lista nominal, es decir, 2, 800, 727, para que el INE se viera obligado a realizarla, según lo que establece la Constitución. Las firmas se deben recabar en quince días. Con la convocatoria que hicimos, la gente, organizaciones sociales, partidos, ciudadanía en general participó y se recabaron entre 2.5 y 2.7 millones de firmas. Las entregamos al INE y vino un proceso de foliación, las revisa y compara con sus bases de datos para ver cuántas son válidas. Nos validaron 2.1 millones de firmas. Entre 300 y 400 mil fueron desechadas. Algunas no existían en el padrón o se repetían o eran de personas que ya habían fallecido. Fue un proceso convocado por dos personas y muchas se sumaron y no faltó algún listillo que busca hacer boicot, o que hace zancadilla, que es muy recurrente entre grupos sociales, sobre todo si son de ideología contraria. Nosotros no pudimos tener el control de todo el proceso. Pero una vez que ya se organiza la consulta popular, planteamos cómo organizarnos, porque el INE dio solamente quince días para difundir la consulta en radio y televisión. Nosotros empezamos desde el primero de marzo en todo el país que se llevara a cabo la consulta, pero nos invisibilizó mucho la campaña electoral. Después del 6 de junio ya le entramos con todo a la consulta, armar las brigadas, con gente que nos ayudó a llegar a muchos lugares. En los estados tuvo impacto, pero no tanto como esperábamos. No teníamos recursos para promocionar, solo con lonas o carteles, todo se financió en colectivo, con compañeros y compañeras, algunos simpatizantes de MORENA; pero la mayoría no lo eran. Muchas personas llegaron con sus firmas directo con nosotros, no quisieron entregarlas a ningún partido. Nosotros subimos a nuestra página los formatos de lonas, de volantes, videos, todo lo que pudiera ayudar a difundir, hasta canciones. Nosotros abiertamente promocionamos el sí, desde marzo, ya cuando el INE hizo su campaña, nosotros ya nada más nos dedicamos a promover la participación. Participaron fuertemente sindicatos, el magisterio, organizaciones populares, feministas y hasta el EZLN lanzó un comunicado en el que dijo que hay que salir a votar por el sí. Entonces tuvo su impacto.
Solo logramos 6.4 millones de votos, con ese número casi alcanzamos al PRI, al PAN, rebasamos al PRD y eso refleja que el partido MORENA no se involucró, porque si se hubiera involucrado hubiéramos logrado muchos votos más. De hecho, encontramos mucho rechazo a la consulta en el partido MORENA, a pesar de que el presidente simpatizaba con este esfuerzo. Muchos líderes estatales del partido no le dieron mucha importancia. Pero muchas organizaciones de base sí le entraron. Un balance para mí es negativo, un fracaso en el sentido cuantitativo, pues teníamos que lograr 37 millones de votos y solo logramos 6.4. son pocos, por eso no resultó vinculante, no tiene ningún efecto en ese sentido.
Algo positivo fue la movilización, la concientización, para las nuevas generaciones que no saben muchas cosas que han pasado. Es un proceso de remembranza histórica, para que las nuevas generaciones sepan lo que los gobiernos hicieron contra la población. Con la consulta, muchas personas jóvenes escucharon por primera vez lo que había pasado, los agravios de los gobiernos. No teníamos la intención de suplantar a cualquier representante, víctimas que en el pasado sufrieron agravios. Como activistas solidarios teníamos que hablar de las muertas de Juárez si íbamos a Chihuahua o Acteal si íbamos a Chiapas. De hecho, la consulta arrancó en las Margaritas, también estuvimos en el cerro de San Pedro, en San Luis Potosí, donde está el proyecto minero, allí conocimos sobre su resistencia y su defensa del cerro, contra la minera. Nosotros fuimos conociendo esos casos. Esta lucha no es nueva, lo ha hecho la APPO, #YOsoy132, el EZLN, Ayotzinapa, desde hace mucho hay caravanas, encuentros de fuerzas sociales. Pienso que debe ser algo periódico, cada diez años para seguir con la memoria histórica. Muchas fuerzas de izquierda nos criticaron por entrarle a la consulta, decían que era una simulación, algo imposible de lograr o que solo le hacíamos el juego al Presidente, pero no, no se trataba de eso, nos interesaba que los movimientos sociales regeneraran sus vínculos, porque se había desmovilizado mucho por la pandemia. Hemos visto que hay mucha gente que critica, pero no toma la iniciativa, hay muchos que dicen así no se hace, pero jamás los vemos haciéndolo como debería ser. Cuando les preguntas cómo se hace, nunca lo hacen, por eso decidimos hacerlo de acuerdo a nuestra perspectiva.
¿Qué posibilidades ves que a partir de la consulta se logre avanzar en términos de justicia, aun cuando sabemos que no es vinculante?
La consulta popular es una coyuntura, no como la esperábamos, porque no podíamos ver todos los casos, sino dar un empuje para que se reavivará la lucha. Es la primera consulta en el país, nos tocó abrir la era de las consultas populares, en adelante podrán hacerse más con base en este referente inicial, que nos salió mal cuantitativamente, pero cualitativamente generamos algo que se debe aprovechar. Yo creo que no debemos renunciar a las estrategias legales de lucha, si no se usan, nunca sabremos si sirven o no. En el discurso de izquierda más radical se dice que esa vía no funciona, que está agotada. Desde los setentas se dice ese discurso. Pero la maquinaria legal va cambiando también y podría funcionar en algunos aspectos, sabemos que no en todos. Nosotros somos muy autocríticos y sabemos que hubo cosas en las que nos equivocamos en la consulta, pero hicimos el esfuerzo. La gente estuvo participando de manera voluntaria para la revisión de las firmas que hizo el INE. Si no hubiéramos estado allí con los del INE, nos hubieran invalidado más firmas. No fue con presión, sino usando la vía legal.
También logramos que el congreso hiciera una reforma a la ley de consulta popular, que ya no sean solo temas de trascendencia nacional, sino que sean temas de trascendencia estatal, regional o local. Si se hace una mina en Guerrero, ahora se puede llevar a consulta allí si se instala o no. Eso es un avance. Y lo mismo para el tema del agua, los recursos, todo lo que ocurre en lo rural. Allí hay muchos temas que ahora se podrían llevar a consulta.
¿Qué otros impactos podría tener la consulta, desde tu perspectiva?
Lo que pudimos ver es que la gente, las víctimas, se acercaron a la consulta con mucha esperanza. Se construyeron vínculos y se consolidaron otros que ya existían. Ahora estamos buscando que existan acciones afirmativas para las víctimas, reconocidas en la legislación. Que estén representadas, que están presentes en el Congreso las familias de las víctimas de la guerra contra el narco, que están en todo el país.
Nosotros queríamos que la derecha reaccionara a este tema, para que se diera el debate público, que se pusiera en la agenda el tema de la consulta. Lo logramos porque periodistas y grupos afines a la derecha lo empezaron a retomar, al menos para desacreditar la consulta. Incluso el PAN nos demandó, y sabemos que no van a ceder. Si una consulta como esta en la que exhibimos a Peña, a Fox, a Calderón, a Zedillo, a Salinas, les dolió tanto, entonces quiere decir que no van a aguantar con una transformación más fuerte, tienen intereses muy grandes que defender. Dicen que la ley no se consulta, que se aplica, pero cuando se aplica dicen que es persecución política, como con Anaya…•