"La Jornada del Campo"
Número 170 Suplemento Informativo de La Jornada Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver
AGRAVIOS

Agravios del neoliberalismo en el sector rural e indígena

Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia "Minerva Bello", del estado de Guerrero
Centro de Derechos de las Víctimas de Violencia “Minerva Bello”  

Los sectores rural e indígena siempre han sido oprimidos sistemática y continuamente, pocos han sido los sistemas económicos y políticos que han querido y logrado diferir de esta constante que pareciera obligatoria para el desarrollo económico, pero más que obligatorio es la forma más factible que estos tienen para solventar su funcionamiento que no necesariamente obedece a las necesidades del estado si no a pequeños grupos oligárquicos que operan tras del poder en turno.

Esto sucedió precisamente en México durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari cuando en el año de 1992 se reformó el articulo 27 de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos permitiendo con esto formalizar la compra venta de tierras ejidales, con la justificación de que existían irregularidades en cuanto a la adquisición de forma ilegal del suelo ejidal más próximo a las zonas urbanas y fue con esta escusa que dieron pauta a la creación de un nuevo mecanismo de legitimación de la opresión de los pueblos.

A través de este mecanismo se les arrebató en menos de un siglo el consuelo que se les dio después de que fueran estos sectores quienes dieran vida, fuerza y forma a la Revolución Mexicana, la tenencia inalienable de la tierra que trabajaran, si ya de por si existía una gran deuda con estos sectores ya que fueron ellos los que lograron la última revolución liberadora de México, una vez más se les victimizó y arrebató la única recompensa por su valía y resistencia en batalla, con la promesa de progreso dada por políticas internas neoliberales que velaban no por el pueblo si no por la salud de sus mercados. Fue a partir de esta reforma que transnacionales comenzaron a invertir más cómodamente en el territorio mexicano con la protección del mismo, generando gradualmente condiciones y capital suficiente para que el estado formule Necropolíticas que velan por la generación de recursos medianamente justificados que desembocan en desplazamientos forzados para la explotación de tierras, aguas y bosques así como la represión sistematizada de la población por organizaciones de civiles armados muchas veces financiados y pagados por el mecanismo que se describió anteriormente.

El neoliberalismo en México ha servido para modernizar el mecanismo de represión de los sectores rurales e indígenas innovando herramientas de abuso y dotando de un disfraz a las antiguas.

Esto inevitablemente llegó al estado de Guerrero, un estado rico en recursos forestales, minerales, agrícolas e incluso con las condiciones óptimas y necesarias para ser un punto estratégico para la producción y trasiego a gran escala de diversas sustancias ilegales y la explotación desmesurada de sus recursos naturales. El Neoliberalismo es difícil de definir, más que una definición lo podemos tratar de comprender como una serie de acciones encaminadas en que el mercado se autorregule y genere capital, esta autonomía llega a mal formarse y logra que el punto principal del Neoliberalismo que es el producir capital trasgreda paulatinamente la norma generalizada de buscar el bien común y llega al punto crítico de priorizar la automatización de la producción de recursos usando como combustible las vidas de aquellos que consideran los neoliberales y quienes definen las políticas de muerte, como ‘’quienes no vale la pena llorar su muerte’’, principalmente integrantes de la población indígena del estado de Guerrero y minorías con preferencias sexuales diversas que para los ojos conservadores de aquellos que ejercen el nuevo monopolio de la violencia tras bambalinas resultan no deseables y desechables.

Un caso en particular para análisis es lo ocurrido durante la masacre de 5 integrantes de pueblos originarios en el poblado de San Gerónimo Palantla el municipio de Chilapa de Álvarez, en la Montaña Baja de Guerrero, en 2015. Es parte de la pedagogía del terror que se ha profundizado en los últimos años en territorios indígenas del estado de Guerrero. Estas formas de violencia extrema están siendo utilizadas contra poblaciones indígenas que se han caracterizado por sus procesos organizativos contra la violencia y las economías ilegales del narcotráfico. Asesinar a plena luz del dia y de manera violenta es una estrategia en la que se usan elementos propios de la necropolítica y capitalismo Gore, que busca ir más allá de acabar con la vida de los asesinados, busca afectar a sus familias, a las comunidades, sembrar el miedo y usar los cuerpos para mandar un mensaje a quienes se oponen al control territorial de los cárteles de las drogas, ahora disfrazados de policías comunitarias, que persiguen más que legitimar su autoridad, buscan establecer nuevos procesos en los cuales se genera capital a través de la muerte, tortura, desplazamiento y desaparición de personas ya sea para ganar territorios que explotar o por encargo directo de empresas trasnacionales (minerías) que buscan devastar la tierra para obtener lucrativas ganancias. •

Comunidad de San Gerónimo Palantla, GuerreroComunidad de San Gerónimo Palantla, Guerrero