Entre 8 y 10 por ciento emisiones de globales de gases efecto invernadero tiene su origen en las pérdidas y desperdicio de alimento y un estudio de la FAO (2019) posicionó a los desechos alimentarios como el segundo emisor de gases efectos invernadero en los sistemas alimentarios en América Latina y el Caribe; un poco más de 966 mil kilotoneladas de carbono equivalente, señaló Julio Berdegué, subdirector general del organismo.

En la Segunda Cumbre sobre Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos en América Latina y el Caribe, expertos advirtieron que ante el incremento de la inseguridad alimentaria provocada por el Covid-19 urge establecer políticas de reducción de esas pérdidas.

Berdegué indicó que Latinoamérica y el Caribe pierde 11.6 por ciento de los alimentos, y los cereales, frutas, verduras y pescados son los grupos alimenticios con mayores índices de pérdida desde el campo hasta la puerta de entrada de los mercados minoristas.

Esta cantidad de pérdidas y desperdicios equivale a “una cuarta parte del uso del agua dulce para la agricultura. Esta cantidad de alimentos requieren para producirse una superficie de tierra que es mayor que el tamaño de China.

La FAO estima los costos económicos de las pérdidas y desperdicios de alimentos en mil millones de dólares anuales, y los costos ambientales son mucho mayores, 700 mil millones de dólares anuales y los sociales son 900 mil millones. Mientras esto sucede 60 millones de personas en América Latina y el Caribe padecen hambre.

Daniela Godoy, oficial principal de políticas alimentarias de la FAO América Latina y el Caribe refirió que el Covid incrementó el hambre en la región. El año pasado 60 millones de personas en Latinoamérica y el Caribe padecieron hambre, 14 millones más que en 2019.

Agregó que 267 millones de personas en la región, esto es cerca de 41 por ciento de la población padeció inseguridad alimentaria moderada y grave en 2020, y 14 por ciento experimentó inseguridad alimentaria grave.

La prevalencia mundial de la inseguridad alimentaria moderada o grave lleva creciendo lentamente desde 2014, y en América Latina y el Caribe aumentó nueve puntos porcentuales entre 2019 y 2020.

En el encuentro organizado por el BID, FAO y Pnuma y el ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca del gobierno de Argentina, se expuso que el 17 por ciento de los alimentos disponibles a nivel consumidor son desperdiciados. Martina Otto, titular de la Unidad de Ciudades y Estilos de Vida del Pnuma expuso que en el año previo a la pandemia 913 millones de toneladas de alimentos vendidos a hogares, minoristas, restaurantes y otros servicios alimentarios fueron desperdiciados.

En general, durante toda la cadena un tercio de los alimentos son desaprovechados en el mundo, lo que cuesta a economía global casi un trillón de dólares al año, además que esta situación agrava la pobreza en los hogares.